Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

20 de mayo de 2022

Cuento "EL NIÑO GRANDE" Capítulo 1

 

EL NIÑO GRANDE

Martín Valmaseda

Dibujo digitalizado Andrea Aguilar




CAPITULO I

Papá ¿Y cuándo seré yo grande?

Quien preguntaba esto, Pascualín con 10 años, vivía en una choza del África, en un país que en algún tiempo fue Guinea española y ahora era Guinea ecuatorial. Todavía hablaban allí español junto con el idioma fang de sus antepasados.

Su papá era albañil, aunque tenía un problema: que en la situación actual de esa nación, la gente no tenía dinero para construir casas. Buscaba un techo para cobijar a su familia levantando unas ramas y hojas de palma, cubrían paredes con bloques o laminas que encontraba por algún derribo y con suelo de tierra ya tenia su " edificio" construido, sin arquitectos ni albañiles. La mamá podría lavar ropa, pero también tenía otro problema: que nadie de sus vecinos, tenía ropa que lavar más que la de quita y pon, que los mismos se lavaban de tarde, en tarde en el río.



El alimento familiar consistía en algunas verduras plantadas en su pequeño huerto, la carne de algunos conejos y otros bichos cazados en el bosque...

Nuestro amigo con 10 años preguntaba a los papás que cuando sería grande y podría dejar de ir a la la escuela para poder trabajar.

A cualquier cosa llamaban escuela. Era un pequeño salón de ladrillo, construido por una ONG hacía pocos años , donde se reunían con una maestra los quince niños y niñas de 7 a 14 años para aprender lo más elemental: leer, hacer cuentas, algo de geografía para saber los municipios de su nación, los países de África y dónde estaba España de la que tenían los niños una borrosa recuerdo por lo que le contaban sus papás y la maestra

La maestra, una señora española, jubilada que no se quiso volver a España y pensó que algo bueno podía hacer en aquella aldeita,

 


Les decía que Pascualín el niño de nuestra historia, andaba a cada rato preguntando a sus papás cuándo podría ser grande y trabajar.

El papá le decía riendo que "cuando las ranas tuvieran pelo" él sería grande. Pascualín cuando era más pequeño iba al riachuelo cercano a la casa y pescaba alguna rana. Pronto se cansó cuando vio que esos bichos eran verdes y sin ningún pelo.

La mamá con más paciencia explicaba a Pascualín que lo importante, era saber mucho para poder trabajar en trabajos que le pagaran bien. Doña Luisa, la maestra, que sabía el deseo de ser grande del niño, le repetía lo mismo. Así el muchachito era de los más estudiosos de aquella pequeña escuelita.




Pero  de vez en cuando algún día que no tenía escuela, seguía yendo al riachuelo a pescar ranas. Aunque los animalitos seguían sin pelo, Pascualín llevaba las ranas a su mamá que sabía hacer un rico platillo de ancas de rana.



Seguramente el comerlas, - pensaba Pascualin – también le serviría para crecer más deprisa...

La próxima semana espera el siguiente capítulo de este emocionante cuento .