Historias bíblicas  de ayer que se repiten hoy
ESO QUE LLAMAMOS CIELO 
Una de las palabras que,  al  evolucionar
la conciencia de la humanidad, tiene un sentido diferente
es esa.  
Podríamos decir que mientras somos avanzados
en unos aspectos de nuestra vida en otros 
hablamos como hombres primitivos. 
En nuestros conocimientos desde la escuela primaria
aprendemos nuevas enseñanzas, pero  en
nuestra vida social y especialmente religiosa, 
seguimos anclados en el pasado
Veamos:
AYER:
Ya comentamos en otras ocasiones la evolución  del conocimiento de la humanidad   sobre
esta tierra en que tenemos puestos  los
pies.
Cuando el ser humano 
empezó a levantar la cabeza  a lo
alto y se le iba iluminado la mente, aquel lejano  techo, iluminado de día por una gran  lámpara 
y de noche por una gran bombilla   y miles de chispitas,   aquello 
fue siendo para él objeto de meditación. Allí, arriba le protegía un
techo: el padre cielo, aquí abajo le
mantenía y alimentaba la  madre  tierra.
No vamos a repetir la historia de aquellos locos que
fueron descubriendo cómo ese techo no estaba sólo por encima de ellos sino
que  les envolvía por todos lados, porque
la madre tierra tampoco era plana.
 Sino que era una pelota de rocas, agua (y
fuego por dentro) flotando en medio de aquel mar de estrellas… A algunos de
aquellos locos  su teoría  les costó la condena de los religiosos que
creían más en sus libros  que en lo que
se veía  y se  reflexionaba.
Si  Dios
estaba  por allí arriba y había
“bajado”  a la tierra,  ¿qué sentido tenía  decir 
que esa su tierra no era el centro del universo?
Uno de los que desvariaban, fue aquel campesino  que no había tenido más libro que la madera y
las herramientas para labrar  la  tierra o enredar a  los peces… 
junto al silencio del desierto y la contemplación
Había  hablado, con el escaso conocimiento de su
vida aldeana,  del  Padre que estaba en los cielos. Y esperaba su
reino.  Cuando partía el pan para dar
comida y  hermandad a quienes lo rodeaban,
antes levantaba los ojos al cielo.
Pero luego se le escapaban frases como que  “el reino de Dios está  aquí 
abajo,  entre los que le
escuchaban”…  o que “ese abba (papá)
celestial   y él, aquí en la tierra, eran
una sola cosa” y que: “Si alguno me ama, guardará mi palabra;
y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos en él  nuestra  
morada” .
Aunque…Lucas
cuenta  que reunidos con 
Jesús después de resucitado…  lo vieron levantarse, hasta que una
nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse,
se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:- «Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado
para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
¿Siguen las contradicciones entre  Los astrónomos y los evangelistas? Es hora de
mirar al… 
HOY:
Lo que decíamos al principio: muchas personas,
especialmente  gente religiosa, aunque
sean licenciados en ciencias siguen en
sus creencias “mirando al cielo”.
Para aclararnos podemos hacer una sencilla reflexión.
Puede ser que no necesitemos  estar
siempre mirando al cielo, porque el cielo está aquí.
Cuando rezamos el “padrenuesdtroqueestasenloscielos”,  como a veces decimos será bueno que  cambiemos nuestro pensamiento sobre lo que
llamamos cielo.   La pelotita llamada tierra, igual que el sol y las estrellas no está fuera, es parte del cielo.
Podemos  decir que cielo = universo 
Para  mirar al 
universo (al cielo)  no
necesitamos levantar  los ojos.    Podemos  mirar a la tierra, a una florecita o
piedrecilla  que  tengamos 
junto a los pies, o mirar al frente, a los ojos de cualquier persona,
aunque sea  alguien con quien no  tenemos buena comunicación,  o  también contemplar una asamblea humana,
una  marcha de campesinos que vienen a la
ciudad buscando la tierra, el cielo que les están robando.
No hace falta mirar al cielo, ni hace falta cerrar
los ojos, aunque a ves sea bueno,  para
encontrar el cielo en cualquier parte.
El infierno son los otros, dijo el filósofo Sartre.
También el cielo 
somos los otros  y yo,  a pesar de los infiernos que organizamos
en  el cielo –universo.
Puede que el gran peligro para los cristianos de hoy
no sea el infierno sino el cielo. 
Cuántos viven su  expresión de
creyentes con los ojos  y las manos  en lo 
alto  sin mirar   universo que está delante de ellos.
Cuantos  se
dirigen a un dios  que anda por ahí
arriba y que no lo sienten  presente
en  los problemas sufrimientos,  infiernos de este  universo que 
hoy para nosotros es el cielo verdadero 
que debemos  recuperar con nuestra
vida.
Hoy
existen movimientos  espiritualistas  inmóviles 
que se  limitan a mirar  a lo alto, y no se han enterado de que la
tierra es solamente una pelotita sumergida 
en el cielo.  Que, si a veces es
bueno levantar los ojos  y los brazos
para sentir dónde estamos hundidos, la vida de un creyente en el Dios de Jesús,
o el espíritu que sea, con cualquier nombre, lo tenemos aquí abajo, delante, en
medio, en el  amor universal   que no se evade de la tierra.
Hasta los científicos  que en un tiempo eran, en buen número
agnósticos y materialistas, hoy están descubriendo un nuevo universo, un nuevo
cielo  que les abre las puertas de una
visión mística del mundo,  pero una
mística con los pies y las manos en la historia de la humanidad. 
Les invito a escuchar una canción  de Miguel Manzano, letra  de José Antonio Olivar  que puede resumir lo que aquí se comenta y completarlo con la contemplación del video adjunto...
Cuando vean el video, en los ojos de la muchacha,
junten todas las miradas de tanta gente que en 
el cielo de nuestro universo están sufriendo el  infierno. Meditemos ¿qué 
cielo podemos contemplar...?





