“Busquen primero el Reino de Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33).
Padre Pedro Pierre, 2024.
Encuentro nacional de Coordinadores, Guayaquil.
En
noviembre se dio en El Salvador el 12° Encuentro continental de CEBs (Comunidades Eclesiales de Base). El lema fue: “Las CEBs caminamos
juntas desde las periferias para la liberación de los pueblos”. 4
temas fueron profundizados en dicho Encuentro con su preparación en los 18
países que se articulan. Son la Sinodalidad, los Héroes del Reino y los
Mártires de la Ecología en nuestras CEBs y el Análisis de la realidad
continental.
Lo
más relevante en la Iglesia latinoamericana es el reconocimiento de las CEBs
como “ejemplo de una Iglesia sinodal”. Eso ocurrió en la Asamblea Eclesial
de América Latina y El Caribe en Puebla, México, en 2021.
Plasmaron nuestra identidad como CEBs 3
obispos latinoamericanos:
- Monseñor Leonidas Proaño (+ 1988) de la
provincia de Chimborazo: “Las CEBs caminan con los 2 pies: él de
la Comunidad cristiana y él de la organización popular”.
-
Monseñor Enrique Angelelli,
de Argentina (+ 1976): “Las CEBs tienen un oído en el Pueblo y el otro en el
Evangelio”.
- Monseñor Gonzalo López, (+ 2016) de la
provincia de Sucumbíos: “Las CEBs son la Iglesia en el barrio y
el barrio en la Iglesia”.
Nos
marcaron el camino los mártires latinoamericanos. Por ser fieles en el
seguimiento de Jesús, en la construcción del Reino y en su identificación con
las primeras Comunidades cristianas, fueron asesinados una docena de obispos,
unas 50 religiosas y un centenar de sacerdotes.
Como CEBs tenemos una caminata sinodal
de 60 años que hay que desvelar, comunicar y ampliar para que seamos más
acordes con el proyecto de Jesús que es el Reino. Nuestros ‘Héroes del Reino’ y
nuestros ‘Mártires de la Ecología’ nos iluminan el camino a ensanchar.
VEAMOS
LO QUE ENTENDEMOS POR ‘LA SINODALIDAD’
La
sinodalidad es la experiencia de las primeras comunidades. Por eso
tenemos que volver al libro de los Hechos de los Apóstoles, volver a ver en los
evangelios cómo Jesús comenzó haciendo comunidades en Galilea.
De hecho Jesús
pasó la mayoría de su tiempo en Galilea reuniéndose con su gente para hablar,
para compartir la comida, para sanar a los enfermos, para explicarles cómo entendía
Jesús la manera de vivir en sociedad más conforme a la dignidad de las personas
y a la voluntad de Dios. Este proyecto Jesús lo llamó “el Reino de Dios”. Por
eso nosotros tenemos que volver a Galilea, tal como lo dijo Jesús resucitado a
sus apóstoles: “Vuelvan a Galilea: Allí me encontrarán”.
Volver
a Galilea
es volver a los pobres, volver a la misión, volver a la comunidad, volver a
compartir como hermanos, volver a la igualdad. No olvidamos que Jesús fue
durante más de 15 años un carpintero itinerante que iba, a pie, de pueblo en
pueblo, con su mochila y herramienta de artesano carpintero. Cuando mataron a
Juan Bautista decidió sustituirlo y ampliarlo: Se hizo profeta itinerante y
Mesías del Reino.
Su
ministerio en Galilea es el centro de nuestra práctica cristiana. Necesitamos
volver al Jesús de Galilea y a las primeras comunidades el centro de nuestra fe.
Con la sinodalidad, la idea del papa Francisco es justamente volver al Evangelio,
volver al primer cristianismo que se fue distorsionando con el paso del tiempo.
Se olvidaron del Reino y regresaron al Antiguo Testamento.
El
Concilio Vaticano 2° quiso terminar con ese tiempo de cristiandad alejado del
Evangelio de Jesús y del Reino. Es lo que repite el papa Francisco: ‘Volvamos a
lo esencial: a Jesús, al Reino y a las primeras Comunidades cristianas”. Allí
están las 3 palabras fundamentales: Jesús, el Reino y la Comunidad.
Jesús
se encarnó en la realidad de su tiempo: eso es el sentido de la palabra
“encarnación”. A Dios se lo encuentra en la vida, en la realidad, en las
personas, al interior de nosotros. Tenemos que pasar del ‘Dios del templo al
Dios de la calle’. Jesús no se ubicó en el Templo de Jerusalén ni en las
sinagogas de los pueblos, sino en sus plazas, sus caminos, sus campos, sus
cerros. El templo es para reunirnos, decirnos cómo Dios vive en nosotros, en la
calle, en los demás para celebrar allí la resurrección de Jesús y el
crecimiento del Reino. Eso es la misa: Discernir, manifestar y agradecer
la presencia viva Dios en medio de nosotros y de los acontecimientos.
Nosotros
en las CEBs, es eso que ya lo estamos viviendo. Por eso en la Asamblea Eclesial
de América Latina y El Caribe en México en 2021 se dijo que “las CEBs “son un
ejemplo de Iglesia sinodal”: Somos el
único grupo que se señaló como ‘sinodal’, es decir: Nosotros vivimos la
sinodalidad.
La
sinodalidad es la práctica eclesial de reconocernos todas y todos iguales
por nuestro bautismo, con diferentes talentos y diversos ministerios o
servicios, con miras al crecimiento del Reino de Dios.
El papa
Francisco escribió una linda carta apostólica para explicarnos que “todos somos
hermanos y hermanas” (‘Fratelli tutti’). La hermandad universal es la meta
del Reino. Nos explica el papa que esta hermandad universal se construye de
4 menaras: Mediane la fraternidad sin fronteras, la amistad social, el amor
político y la espiritualidad liberadora de la parábola del Buen Samaritano.
Para lograrlo debemos integrar los movimientos populares, sociales, sindicales
y políticos, porque son el arranque de un cambio de sociedad.