PALABRAS A VOLEO
Martín Valmaseda
MÁRTIRES
Les  propongo ahora  una 
palabra  que  con 
frecuencia  tiene  actualidad  
pero  que  hay 
que  saberla entender  me 
refiero  a  la 
palabra  MÁRTIR.
Esa  palabra 
viene del  griego  y 
no  se trata  simplemente 
de  alguien  a 
quien  matan,  ¡no!
Porque  MÁRTIR   quiere 
decir  TESTIGO... en  lenguaje 
castizo  lo podría llamar,   EL 
QUE DA  LA  CARA.
Es decir el que por defender una verdad, algo justo se arriesga a que lo marginen, lo acusen o hasta lo maten.
Hay  personas 
que  por  ser 
consecuentes  con su  fe  son
criticadas,  despreciadas...  tal 
vez  no  las maten 
pero  su  vida, 
lo  mal  que 
lo  pasan a  pesar 
de todo  son signos  de 
que  son mártires... 
Estos días estamos cerca de ver si a una persona que murió en extrañas circunstancias, se la declara mártir en la basílica de San Pedro en el Vaticano. Muchos ya sabrán de quién hablo, el día 4 de septiembre se declara beato (la antesala de santo) a ese Papa que duró tan poco: Juan Pablo primero (casi se le podría llamar Juan Pablo, intermedio porque no llegó ni a dos meses. Aunque lo importante no es la duración. En 33 días hizo mucho más que otros de largos años en el poder; (perdón ¿he dicho poder?. Quise decir en el servicio a que fue la causa del martirio. Intentó limpiar la iglesia, limpiarla del polvo de dólares que se le había pegado. Porque los dólares, propiedades y semejantes se pegan hasta en lo más sagrado. Y está demostrado aunque muchos lo quieren disimular que sobre lujosas vestiduras de jerarquías eclesiásticas, también se pega el dinero. El susodicho Juan Pablo tenía un defecto, la fidelidad a ese JESÚS de hace tanto tiempo y quiso barrer de sus alrededores el dinero... Eso ciertas jerarquías, como muchos otros religiosos no lo podían permitir.
Una  noche 
apareció  por  las 
habitaciones  del  papa 
un  nuevo  mayordomo 
con una  taza  de 
café  bien  cargado 
de valium.  El papa  lo 
tomó y se acostó, como 
era  su  costumbre, 
dormirse  repasando los  acontecimientos  del 
día.  Acostado,  leyendo 
los  papeles al poco  rato 
el  valium hizo  su 
efecto; Juan  Pablo  quedó inmóvil 
dormido con  sus documentos  agarrados. 
Ya  pudo  entrar en 
la  habitación  un 
"especialista"  que le
metió entre  los  labios 
entreabiertos,  una dosis   de 
cianuro la  suficiente para  convertirlo 
en  mártir.  Enseguida 
se movilizaron  los  mafiosos 
del  palacio  apostólico 
para quitarle  los  papeles, 
que aún  tenía  agarrados 
y organizar  el  embalsamamiento y  los 
funerales.
¿Y  la 
autopsia?   - presentó  un  médico
despistado  a  quien 
llamaron.  No,   al 
santo  padre  no se le 
hacen  esas  cosas dijeron 
los  cardenales.  Ha 
muerto de infarto y  punto.
Así  han  quedado  las cosas 
hasta  el  día 
4  de  septiembre a 
ver  qué  dice 
Francisco  que  no  se  traga 
las  mentiras  de 
esos  misteriosos  pasillos 
del  Vaticano.  Por 
eso  también  huyó 
de  allí.


