MARTÍN VALMASEDA
Esta expresión  se usa 
entre  amigos  o 
personas  que  dialogan 
para  ponerse  de 
acuerdo  en  afirmaciones 
controvertidas,  En  aspectos 
de fe  y  evangelio, 
hoy que  hay  matices 
discutibles  necesitamos  a 
veces  en  plantear 
algunas  afirmaciones  que 
no  están  muy 
claras.
Veamos:  en 
torno  a nuestra vida  cristiana 
que  tiene  como 
centro a  Jesús  de 
Nazaret,  tenemos  unas presentaciones  que 
aparecen  como  contradictorias. 
Ese Jesús que se arrodilló a lavar los pies de sus discípulos (labor de esclavos) en la última cena pero se olvidarse el evangelista Juan de comentar lo que dicen los demás con San Pablo: lo de partir el pan solemnemente y repartir el vino...Entonces nos dan ganas de preguntar "¿en qué quedamos" cuál fue el momento más importante en esa solemne cena?
Porque  el 
servir no  fue  una 
manifestación  aislada  a 
lo  largo  de 
su  vida.
Cuando  los 
apóstoles, con su mamá por portavoz; le pidieron puestos de importancia en  el  reino 
que  ellos esperaban. Él les soltó la pregunta:  ¿Están 
dispuestos a  tragar 
el  trago que  yo 
voy  a  tragar?. 
Y  en  otra ocasión 
les  dijo a  todos  
el "Yo  he  venido 
a  servir no  a 
ser  servido" ´algo   distinto 
a  lo  que 
practican  los  jefes y 
reyes  de  las 
naciones.
Esto  se 
junta  con  el modo humilde  de 
vivir  y  vestir 
del galileo.
Ha  ido 
pasando  el  tiempo 
y  hoy  quienes 
nos  consideramos  sus 
seguidores  admiramos  las casas (templos)  que 
le  hemos  construido.  Las  túnicas y  coronas 
con  que  hemos 
adornado  a  Cristo "Rey"  y  el  modo 
de  vivir  sus 
seguidores;   no  podemos 
menos  de  preguntarnos "en  qué quedamos".
Si  repasamos 
los  siglos de  historia 
de  la  iglesia 
vemos  junto  a 
gente  como Francisco de Asís, Guillermo Rovirosa, Dorothy Day y otros llamados, o no  llamados 
santos  muchos  otros 
llamados  cristianos,  o clérigos o 
jerarquías  que  se 
interesan  más  por partir  
y  repartir  el pan 
que  por  lavar 
los  pies.  Y 
espontáneamente  exclamamos  "en 
qué  quedamos?.  
Él  dijo: "a nadie llamen señor o maestro... " y entonces les llamamos monseñores, excelencia reverendísima...(
¿en  qué 
quedamos? )
A él le seguimos llamando el Señor  para nosotros 
seguir  inventándonos  nombres, 
sombreros,  mitras.  bonetes, 
capas  pluviales, estolas, y seguimos sin  meditar 
esa  frase inquietante:  ¿En 
qué quedamos  pues?
¿Somos  seguidores 
de  Jesús  de 
Nazaret



