Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

20 de agosto de 2025

EVANGELIO DOMINGO 24-8-2025 Lucas (13,22-30 ) Reflexiones de Pagola

PUERTA ESTRECHA

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.

Uno le preguntó:

Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Jesús les dijo:

Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar, y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: <<Señor, ábrenos>>, y él os replicará: <<No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados>>. Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos (Lucas 13, 22-30).

NO TODO DA IGUAL

Según Lucas, Jesús recorre ciudades y aldeas <<enseñando>>. Algo que necesita comunicar a aquellas gentes: Dios es un Padre bueno que ofrece a todos su salvación. Todos están invitados a acoger su perdón.

Los pecadores se llenan de alegría al oírle hablar de la bondad insondable de Dios: también ellos pueden esperar la salvación. En los sectores fariseos, sin embargo, critican su mensaje y también su acogida a recaudadores, prostitutas y pecadores: ¿no está Jesús abriendo el camino hacia una relajación religiosa y moral inaceptable?

Para acoger la salvación de Dios es necesario esforzarnos, luchar, imitar al Padre, confiar en su perdón. Jesús no rebaja sus exigencias: <<Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo>>; <<No juzguéis y no seréis juzgados>>; <<Perdonad setenta veces siete>>, como vuestro Padre; <<Buscad el reino de Dios y su justicia>>.

Entrar por la puerta estrecha es <<seguir a Jesús>>; aprender a vivir como él; tomar su cruz y confiar en el Padre, que lo ha resucitado. Lo que Jesús pide no es rigorismo legalista, sino amor radical a Dios y al hermano.

Por eso su llamada es fuente de exigencia, pero no de angustia. Jesús es una puerta siempre abierta. Nadie la puede cerrar. Solo nosotros si nos cerramos a su perdón.

UNA FRASE DURA

Es sin duda una de las frases más duras de Jesús para los oídos del hombre contemporáneo: <<Esforzaos en entrar por la puerta estrecha>>.

Nadie alcanza en la vida una meta realmente valiosa sin renuncia y sacrificio.

Así, por ejemplo, la verdadera vida es armonía. Coherencia entre lo que creo y lo que hago. No siempre es fácil esta armonía personal. Vivir de manera coherente con uno mismo exige renunciar a lo que contradice mi conciencia. Sin esta renuncia, la persona no crece.

La vida es también verdad. Tiene sentido cuando la persona ama la verdad, la busca y camina tras ella. Pero esto exige esfuerzo y disciplina.

La vida es amor. Quien vive encerrado en sus propios intereses, esclavo de sus ambiciones, podrá lograr muchas cosas, pero su vida es un fracaso.

La vida es regalo, pero es tarea. Uno de los errores más graves de la sociedad permisiva es confundir la <<felicidad>> con la <<facilidad>>. La advertencia de Jesús conserva toda su gravedad también en nuestros días. Sin renuncia no se gana ni esta vida ni la eterna.

¿RIGORISMO O RADICALIDAD?

A aquellos judíos que le preguntan por la salvación, Jesús les advierte de que esta no es algo que se produce automáticamente. No basta ser hijo de Abrahán. Es necesario acoger el mensaje de Jesús y sus profundas exigencias.

Jesús imagina una muchedumbre agolpada frente a una puerta estrecha. Si no se hace un esfuerzo no es posible entrar en ella. Quien no se esfuerza por entrar por la puerta del Evangelio puede quedar excluido de la salvación.

Jesús llama, por el contrario, a la radicalidad -<<radical>> viene de <<raíz>> y nos invita a cambiar la orientación del corazón para vivir dando primacía absoluta al amor a Dios y a los hermanos.

Por otra parte, la llamada radical a entrar por la puerta solo se escucha correctamente cuando se descubre que Jesús mismo es la puerta. <<Yo soy la puerta; si uno entra por mí estará a salvo>> (Juan 10,9).

Uno sabe que busca una puerta siempre abierta al perdón: Jesucristo.

LA PUERTA ESTRECHA

<<Esforzaos en entrar por la puerta estrecha>>.

Estamos caminando hacia una sociedad más tolerante y permisiva, y esto, que sin duda tiene aspectos positivos y enriquecedores, está provocando lo que algunos llaman <<involución moral>>.

Se está imponiendo en determinadas áreas una permisividad jurídica cada vez mayor (infidelidad matrimonial, aborto…). Y, naturalmente, cuando la ley civil se hace más tolerante, se produce un <<vacío moral>> en aquellos que han tomado erróneamente la ley civil como guía de su conducta.

Pero la crisis moral tiene raíces más profundas. La sociedad actual está haciendo nacer un tipo de <<hombre amoral>>, colocando en primer término el valor de las cosas y empobreciendo el espíritu de las personas.

<<Es difícil en verdad que en el hombre-masa crezcan los valores éticos>> (López Ibor).

Las relaciones humanas se empobrecen. El amor se degrada y la sexualidad se convierte en un producto más de consumo.

Pero, precisamente en esta sociedad, hay hombres y mujeres que están descubriendo que es necesario entrar por la <<puerta estrecha>>, que no es un moralismo raquítico y sin horizontes, sino un comportamiento exigente y responsable

¿QUÉ TOLERANCIA?

La tolerancia ocupa hoy un lugar eminente entre las virtudes más apreciadas en Occidente. Así lo confirman todas las encuestas. Ser tolerante es hoy un valor social cada vez más generalizado. Las jóvenes generaciones no soportan ya la intolerancia o la falta de respeto al otro.

Hemos de celebrar este nuevo clima social después de siglos de intolerancia y de violencia, perpetrada muchas veces en nombre de la religión o del dogma.

La verdadera tolerancia no es <<nihilismo moral>> ni cinismo o indiferencia. Es respeto a la conciencia del otro, apertura a todo valor humano, interés por lo que hace al ser humano más digno de este nombre.

Ser tolerante es dialogar, buscar juntos, construir un futuro mejor sin despreciar ni excluir a nadie, pero no es irresponsabilidad, abandono de valores, olvido de las exigencias morales.

La llamada de Jesús a entrar por la <<puerta estrecha>> no tiene nada que ver con un rigorismo crispado y estéril. Es una llamada a vivir las exigencias, a veces apremiantes, de toda vida digna del ser humano.

José Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.