“Con profundo pesar
comunicamos que esta mañana (5/9/2025) falleció, en Ciudad de Guatemala, P.
José María Tojeira, S.J., compañero de Jesús que entregó su vida al servicio
incansable del territorio centroamericano. Encomendamos su alma al abrazo de
Dios”. / Compañía de Jesús en Centroamérica.
José María Tojeira fue un sacerdote jesuita, teólogo y defensor de los derechos humanos profundamente vinculado a Centroamérica, especialmente a El Salvador. Nació en Vigo, España, en 1947, y se naturalizó salvadoreño. Fue velado el lunes 8 de septiembre en Guatemala tras su muerte el pasado viernes.
Tojeira fue velado en la sede de la universidad
jesuita Rafael Landívar, en Ciudad de Guatemala, donde falleció el 5 de
septiembre debido a un paro cardíaco a sus 78 años.
Este fiel compañero ya no está entre nosotros. Su partida duele hondo, porque
se nos va no solo un sacerdote jesuita, sino una de las conciencias más firmes
y lúcidas que tuvo El Salvador en las últimas décadas.
Tojeira llegó a nuestras tierras desde Galicia, pero
eligió ser salvadoreño de corazón. Vivió las heridas de la guerra, compartió
con las comunidades, y se convirtió en una de esas voces incómodas que nunca se
callaron frente a la injusticia. Como rector de la UCA, como defensor de los
derechos humanos, como acompañante en las luchas de los pobres, Tojeira siempre
estuvo del lado correcto de la historia.
Fue un testigo y guardián incansable de la memoria.
Cuando los militares masacraron a los jesuitas, él se mantuvo firme, señalando
a los culpables y defendiendo la verdad frente al poder. Jamás negoció con la
mentira, jamás cedió a la conveniencia. Su palabra tenía ese filo sereno que
incomodaba a los poderosos y, al mismo tiempo, sostenía la esperanza de quienes
creían en la justicia.
Hoy, con su muerte, Centroamérica pierde a otro de sus grandes intelectuales, de esas mentes críticas que se van apagando una tras otra. Y en ese vacío se siente la orfandad de un pueblo que necesita referentes morales, voces con autoridad ética, pensadores que nos ayuden a no hundirnos en la oscuridad del autoritarismo y la impunidad.
Queda su histórico legado en las UCA en los escritos,
en las palabras que tantos escuchamos con respeto, en la memoria de las luchas
que compartió. Pero también queda el deber de no dejar que ese legado profético
se disuelva en el silencio cómplice.
Con Tojeira, muere un hombre entrañable, pero no debe
morir su espíritu combativo. El luto es profundo, pero también es un llamado:
no podemos permitir que Centroamérica se quede sin voces críticas, sin
intelectuales que piensen en nombre de la justicia y la paz, sin pastores que
sin temor acompañen a sus pueblos.
‘Yo escuché en la cadena de Radio Nacional que
organizó el gobierno de Cristiani, donde pedían la muerte para los jesuitas,
especialmente para Ignacio Ellacuría… Los jesuitas no estaban metidos en la
guerra, estaban metidos en la construcción de la paz, pero para muchos el pedir
paz en tiempo de guerra era una especie de amenaza para ellos’. (José María
Tojeira / Nov. 2014).
Descansa en paz, querido José María. Centroamérica agradece tu Testimonio Cristiano.
Revista‘Reflexión y Liberación’ / Santiago – Madrid – Roma