Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

13 de septiembre de 2019

Palabras a voleo "Pasividad"


PALABRAS A VOLEO

 La  palabra que esta vez lanzamos a voleo    nos gustaría que les golpease  el cerebro y el corazón.  

Pero hay golpes  que atontan  como los de  cualquier boxeador y hay golpes que despiertan como ciertos sucesos inesperados.      

O a veces una simple frase  que nos obliga a mirarnos al espejo es sencillamente  el  modo  de tomar conciencia de algo que nos mantenía la vida en profundo sueño.  Vamos a intentar reflexionar   sobre la

PASIVIDAD


Jugando, como solemos hacer  con las etimologías, descubrimos que   la  palabra PASIVO se  deriva del latín passio  que tiene que ver con padecer, en cierto modo recibir algo que viene de fuera,  tal  vez  sin reaccionar  frente a ello,  sufrirlo, aguantarlo,  lo de fuera maneja “a su gusto” al  que lo padece… sin embargo fíjense  cómo es el lenguaje.  También: de passio viene la palabra pasión  y   el apasionado es el que  recibe algo que viene de fuera, o de dentro de sí mismo, y le hace reaccionar  “apasionadamente” de manera diferente  al pasivo. Tal vez otro día hablemos del apasionado pero  ahora nos paramos a  meditar sobre el pasivo, porque tenemos motivos para ello.

Muchas  realidades de este mundo aparecen como pasivas.  Frente a estas algunas   que se consideran “activas “actúan sobre   ellas  y generalmente las cambian y las modifican o las paralizan.    Se suele hablar de las “fuerzas vivas”  las que emplean su iniciativa   para manipular a las que  queriendo o sin querer aguantan  esas fuerzas...   El labrador  sobre la tierra o el carpintero sobre la madera y tantos que  de un modo otro trasforman la materia  son fuerzas que transforman este mundo.

¿Me siguen?: en teoría  los que llamamos fuerzas… vivas, claro que parecen vivas  pero   ¿y  los que ponen su inteligencia, habilidad, iniciativa en  trabajar sobre madera, tierra, ladrillos, papel, máquinas, los que siguen  las órdenes de los “vivos”  que les dirigen, esos ¿qué son?¿ seres vivos,  máquinas, objetos de adorno,  meros instrumentos, animales domésticos?...

Si les parece nos asomamos a l puerta de nuestra calle y veamos pasar a la gente.  Unos  caminan con un objetivo  que se les ha ocurrió a ellos, otros con algo que les han encargado  otros, y por lo que les han pagado; otros movidos por el miedo de órdenes que vienen “de arriba”  y si les preguntan por qué hacen  eso se encogen de hombros y dicen: disculpe yo sólo  soy un mandado.

Vemos como muchos ciudadanos  y ciudadanas, aunque no lo quieran  reconocer,  no hacen lo que están haciendo convencidos de su valor e interés, sino porque han recibido una orden de la que no se han parado a pensar si merece o no la pena.
Muchos que   no tienen más remedio que hacer eso…  Cuentan, por ejemplo del lustradorcillo de zapatos en la calle a quien  alguien, mientras cepilla le pregunta:” ¿y a ti te gusta lo que estás haciendo?””  Y la respuesta: “a mí lo que me gusta es comer”. Se puede decir esto del que lustra zapatos o del que colabora con un partido político  que en el fondo aborrece pero quiere comer o quiere llenarse los bolsillos.
Esas personas aunque parezcan muy activas son pasivas,  son máquinas de hacer algo por lo que no tienen interés…  Todavía tenemos recientes la situación de policías y militares  que en este país y en otros, han tenido que disparar, a vece al aire, a veces a dar. Eran personas pasivas,  que no odiaban a sus víctimas,  que eran unos mandados… y ese es su triste mandato, a veces  matar gente mayor o niños, para mantener los privilegios de las fuerzas vivas.

Además del “pasivo activo” que hace lo que le mandan, está  el pasivo  del todo pasivo. Es lo más triste.  El en una situación como la de este país, de injusticias,  de mentiras  informativas, de marginación contra  funcionarios honrados , o políticos justos,  mucha gente  comenta: “qué injusticia  están haciendo  con esta mujer o este hombre”… 
pero  se mantienen con la boca callada, no asisten a  manifestaciones,  no acuden a votar, no se preocupan de problemas en las colonias, en  inundaciones, en familias sin trabajo o sin escuelas miserables donde los niños no aprenden, o pequeños desnutridos… Que injusticia, pero así se queda todo.

Para acabarlo de estropear está el  “pasivo  religioso”; -este acude mucho a actos religiosos, misas, rosarios, novenas… pero   siguen pasivos  y pasivas.  Se mueven en actividades   que son distintas de las acciones. 

La acción busca eficacia para el bien de la gente, la  actividad  ayuda a pasar el rato pero sin consecuencia  para la sociedad. Y todo sigue igual, en manos de “la fuerzas vivas”  sin que  se muevan, claro, las fuerzas muertas, mortecinas o moribundas.

Tendríamos que pedir a los ciudadanos de este país, de todos los que están aquí  o de otros países tras otras fronteras,  que se miren al espejo de la vida y   se pregunten por su  grado de conciencia: 

¿me doy cuenta de si soy persona pasiva que se deja manejar por las fuerzas  corruptas o hago lo que puedo para  despertar, a la vez  que muchos otros  y hacer que la vida en este país sea vida de verdad?








El despertar tiene que ser unirse  para todos juntos  conseguir la unión para todos… y terminar con la pasividad  del país