Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

24 de mayo de 2018

LEON TOLSTOI

Leon Tolstoi

“El hombre se entrega a la ilusión  del egoísmo, vive para sí mismo, y sufre.
Basta que comience a vivir para los demás y el sufrimiento se aligera, y se obtiene
La más alta meta del mundo: El amor de la gente.”
                                                         

El conde Leon Tolstoi perteneció a una familia aristocrática. Desde  muy joven abandono su fe ortodoxa, para perseguir el mundo y sus vanidades.


Luego de servir como oficial militar en la guerra de Crimea, se estableció con su esposa, Sonia, en la propiedad de su familia. Allí se dedicó a la escritura.

La escritura le convirtió en un famoso escritor, sin embargo continuaba en su búsqueda de encontrarle sentido a la vida, ese vacío  era desconocido entre los campesinos.

Decidió imitar la vida de los campesinos, vivió en pobreza y trabajando como ellos. Con el afán de encontrar el secreto de la felicidad y que a la vez evadía a los miembros de la case privilegiada.

Así, Tolstói admitió su retorno a la fe ortodoxa. Este se reflejó en la naturaleza de sus escritos. Sin embargo experimentó crisis personal y familiar. Sonia, la madre de sus trece hijos, que había servido fielmente como asistente literaria tanto como esposa devota, encontró imposible simpatizar con sus obsesiones religiosas. Encontraba que Tolstói estaba desatendiendo de manera imprudente el bienestar y los intereses de su propia familia.



Esta lucha por obtener coherencia entre sus ideales y su vida fue continua hasta el final de sus días. Su estudio de los Evangelios lo condujo a la convicción de que la verdadera esencia del cristianismo se hallaba recubierta por una costra debido al dogmatismo, al ritual y la subordinación a la autoridad secular.

El corazón del Evangelio, en su opinión,  había que hallarlo en el Sermón de la Montaña, con temas tales como el de la presencia del reino de Dios dentro de cada alma, el consejo de la pobreza voluntaria y la no resistencia al mal, y la “ley del amor”.

Atacó a la Iglesia ortodoxa por desatender estos principios y, con represalia, fue excomulgado en el año 1901.

Tolstoi donó su propiedad a sus hijos,  renunció  a los derechos de sus escritos religiosos, se vistió como un campesino y se dedicó a trabajar varias horas por día en el campo. En su obra ¿Qué debe hacerse? Había enunciado en forma clara su filosofía de que era necesario ganarse la vida por medio del trabajo, la convicción de que cada persona debía llevar a cabo alguna labor física para mantener su existencia. La filantropía no era suficiente.

Esta podía compararse, dijo, a un hombre montado sobre un caballo sobrecargado, que intenta aligerar el peso del animal, sacando unas pocas monedas de su bolsa cuando lo esencial sería desmontar.

Tolstoi escribió de forma extensa sobre la filosofía de la no violencia y la desobediencia civil. Entre sus ávidos lectores se encontraba un joven abogado indio de Sudáfrica, Mahatma Gandhi, que se volvería, indiscutiblemente, su discípulo e intérprete más efectivo.

Por Rosario Carrera.
Inspirado en el libro "Todos los Santos". Robert Ellberg