Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

4 de agosto de 2017

LOS SACRAMIENTOS Capitulo 5

(Historias   bíblicas de ayer que se repiten hoy)
Nueva Serie: Catecismo pies en tierra.
2ª PARTE   SACRAMIENTOS CAPÍTULO 5
Donde se trata de reconciliarse

AYER:
Desde que el ser humano empezó a existir empezó a tener encuentros y “encontronazos”.  Empezaron a chocar las personas unas con otra. La causa ha sido  que todos  se llamaban igual, se llamaban “yo”   y lo que tenía cada uno se llamaba  “mío”, “mi” y como el otro o la otra también decían yo, mi y mío  pues acababan uno y otro a gritos, o a golpes o a insultos o a no hablarse, porque es que tú…
Eso ha pasado en todos los países en todos los pueblos.
Y como cuando Jesús de Nazaret empezó a pasearse por los alrededores del  lago  se le ocurrió decir que  lo que le hicieran a los otros yo” se lo hacía a su padre celestial  y a él  que era el YO de verdad… pues entonces hubo que buscar un arreglo. ¿cómo?
Veamos 

hoy
CAPITULO 5
Donde  se habla de lo que estropeamos en nuestra vida y de cómo lo podemos recomponer




-U.P.-  YA hemos hablado de los tres sacramentos de iniciación. Ya está todo perfecto.
- EMI.-No.
-U.P. ¿Por qué no?
- EMI.-Porque los sacramentos son signos para el hombre de carne y hueso.
- U.P.-¿Y qué?
-EMI.- Que el hombre de carne y hueso es un pobre bicho lleno de debilidades, dolores de muelas, malas ideas, torceduras de pie, enojos, gripes, cánceres y sidas, orgullos,  timideces, accidentes, peleas, asesinatos, soledades, envejecimientos...
-  U.P.  ¿Eso por qué lo dices?
-EMI.- Porque también la gente, nosotros,   pobre gente, necesitaremos unos signos, unas celebraciones que nos ayuden a aguantar todo eso.

-U.P.- Creo que me vas a hablar de la confesión y de la extremaunción.
- EMI.-Creo que te voy a hablar de la reconciliación y de la unción de los enfermos.
- U.P. Tú, con tal de cambiar los nombres... ¿Para eso me dieron un diploma en la catequesis, de pequeño? ¿De qué me sirve ahora?
-EMI ¡Hombre!, es que después hubo la reflexión de muchos creyentes:  un importante Concilio de los obispos  de todo el  mundo. Eso nos ayudó a aclararnos sobre   muchas cosas.
-U.P.-  Pues aclárame qué tiene que ver la «reconciliación», como tú dices, con la «confesión» o «penitencia», como decíamos antes.
- EMI.-En el fondo es lo mismo, pero es distinto.
-U-P-- ¡Hay que ver cómo te explicas, maestra!
- EMI.-La gente muchas veces ha entendido mal lo de la reconciliación. Ir a confesarse era como ir a soltar el saco de pecados a un sacerdote que estaba dentro de un armario. Soltaban el rollo. El cura les soltaba otro de consejos ( a veces les  reñía) . Luego les ponía una penitencia, le hacía una bendición y hasta otra.
- U.P.- ¿Y no es así?
- EMI.- No.
- U.P.-A saber.
- EMI.- Eso, a saber y a pensar un poco. La cosa es mucho más sencilla. Lo primero: ¿Te acuerdas de que para el cristiano Dios es Padre e incluso, como dice  San Juan: «Dios es amor»? Eso lo vimos en el primer folleto.
-U.P.- Sí, ya recuerdo ¿Y qué?
- EMI.-Que si Dios es Padre y madre, no es policía ni verdugo y no debes tenerle miedo ni acercarte a El como para pagar los platos rotos.
-U.P.- Pues bien nos han asustado con Dios.
-EMI.-Nadie debe aprovecharse de Dios para tener asustadas  a las personas.
- U.P.- Así que ¿no hay que confesarse?
- EMI.-No corras, que es peor. Cuando tú te arrepientes sinceramente ya tu Padre Dios ha perdonado tus malas jugadas.
-U.P.-  ¿Pues entonces...?
- EMI.-Pues entonces podemos celebrar luego la «fiesta de la reconciliación» con tus hermanos.
- U.P-Explícate un poco más.
- EMI.-Nosotros tenemos ojos, oídos, boca, cuerpo... Con eso  nos expresamos. Hacemos signos y fiestas en comunidad, nos relacionamos unos con otros.
-U.P.- Eso ya lo habíamos dicho.
- EMI.-Y hay que repetirlo. Necesitamos comunicamos con nuestros gestos y expresar hacia fuera lo que nos pasa por dentro. Necesitamos celebrar juntos el perdón de Dios.
- U.P.-Pero si el pecado y el perdón es un asunto íntimo, personal.
- EMI.-Sí, es personal, pero no es individual. Cuando hacemos mal no sólo lo hacemos contra Dios, sino contra nosotros mismos y contra familiares,  amigos, vecinos: la gente que nos rodea. Por eso es necesario celebrar públicamente la reconciliación: en comunidad.
- U.P.-¿Y para eso hay que ir al armario donde está el padrecito?
EMI.- Para reconciliarse no es ya necesario ir al confesionario. Puede dialogarse con el padre (que hace de representante de Dios y de la comunidad) en un despacho charlando con tranquilidad. A no ser que prefieras pedir perdón de tus faenas públicamente a toda la comunidad, no al padre en secreto.
- U.P-Hombre, eso es muy fuerte!
-EMI.-  Pues eso es lo que hacían  en algunos casos los cristianos de los primeros siglos   . Reconocían sus barbaridades en voz alta ante toda la comunidad.
- U.P.-Ya tenían  valor.
- EMI.- Hoy tenemos diversos modos de celebrar la fiesta de la reconciliación. Aquí no te les voy a contar. Pero lo que es importante, se celebre como se celebre,  es que  hay que acabar con los miedos, las angustias,  , los escrúpulos, los terrores que se han mezclado con la confesión. Hay que convertir la reconciliación en una fiesta. Para más explicación léete en el evangelio lo del hijo pródigo y entenderás mejor la reconciliación.
- U.P.-Bien. Basta  ya de reconciliación. Hablemos del otro sacramento para nuestras debilidades... Era la extrema... ¿cómo lo llamabas?
- EMI.-De «extrema» nada. ¡La unción hombre! Lo de la unción es una cosa muy antigua. Era una costumbre de los antiguos luchadores. Se untaban con aceite para estar más ágiles y resbaladizos en la lucha.
-U.P- Y ahora ¿de qué lucha se trata?
- EMI.-De la lucha por la vida. No de la lucha de unos contra otros, a ver quién aplasta al más débil, no. Se trata de la lucha contra el mal, las injusticias del mundo. En el bautizo y en la confirmación ya se practica esa unción.
-U.P.- ¿ Y la extrema?
-EMI.- ¡Que no es extrema! ¡Que no la llames así! Se trata de la unción de los enfermos, y no es cuestión de celebrarla cuando ya la persona está en las últimas, en el extremo y ni se entera.
-U.P-.- Pues ¿de qué sirve?
-EMI.- El que está gravemente enfermo o el que simplemente tiene muchos años... se enfrenta con la debilidad de su cuerpo, con los achaques, los dolores, el desgaste...
- U.P-¿Y el ungüento ese lo cura todo?
- EMI.-No. Es un modo de unirse con los sufrimientos de Jesús y de conectar con la fuerza de su Espíritu. Pero no para resolverle todos los problemas. Los sacramentos no son magia ¿eh? Son un regalo de Dios, pero también hace falta que las personas correspondan a ese regalo.
-U.P.- ¿Y también la unción puede ser un sacra-miento?
-EMI.- Claro. Cuando los parientes llaman al padrecito para que vaya a casa del enfermo y el enfermo ya no está  enfermo sino que ya se murió ¿No sabes lo que se dice por ahí?
-U.P.- ¿Qué se dice?
- EMI.-Que muchos cristianos reciben los cuatro sacramentos totalmente inconscientes. Totalmente inconscientes, sin enterarse de nada.
-U.P.- ¿  cuatro sacramentos inconscientes? A saber.
- EMI.-Primero se le bautiza al niño chiquitín sin que se entere de nada. Luego se le lleva a hacer la «comunión» demasiado pequeño sin saber casi lo que hace, atontado además por los regalos, el trajecito, las fotos y la fiesta que le organizan.
-U.P.- Van dos.
- EMI.-Se le da la unción tan extrema que ya está muerto o medio muerto. Tampoco se entera.
- ¿U.P.-Y el cuarto?
- EMI.-El matrimonio, la boda. Muchos e casan por la Iglesia casi del todo inconscientes. No se enteran.
-U.P.- Te estás pasando.
- EMI.- Vamos a otro capítulo y te lo cuento. Verás si me paso o no.