Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

4 de abril de 2019

EL VATICANO, PALABRAS A VOLEO


PALABRAS A VOLEO


Generalmente suelen ser sustantivos  comunes los  que cada semana echamos a voleo,  pero en esta ocasión  nos  parece  importante  ofrecerles para su reflexión   un nombre que además de geográfico, es social, político religioso y  algo más. ¿Tanto?  Sí,  es que se trata de la palabra



 
 VATICANO

Todo empezó con una ubicación geográfica. Habrán oído hablar de Roma, la ciudad delas 7 colinas, a saber:


Las siete colinas de la Roma antigua eran:
          El Aventino (Collis Aventinus), (47 metros de alto)
          El Capitolino (Capitolinus, que tenía dos crestas: el Arx y el Capitolium), (50 metros de alto).
          El Celio (Caelius, cuya extensión oriental se llamaba Caeliolus), (50 metros de alto).
          El Esquilino (Esquilinus, que tenía tres cimas: el Cispius, el Fagutalis y el Oppius), (64 metros de alto).
          El monte Palatino (Collis Palatinus, cuyas tres cimas eran: el Cermalus o Germalus, el Palatium y el Velia), (51 metros de alto).
          El Quirinal (Quirinalis, que tenía tres picos: el Latiaris, el Mucialis o Sanqualis, y el Salutaris), (61 metros de alto).
          El Viminal (Viminalis), (60 metros de alto).
 En el Trastevere se encuentran las colinas Vaticana (del latín Collis Vaticanus), de 75 metros de alto, y Janículo (Ianiculum), de 82 metros de alto, que no se cuentan entre las siete colinas tradicionales. De igual forma, también está el monte Pincio(Mons Pincius), de 54 metros de alto, situado al norte de Roma.

Verán  pues  que  la colina  Vaticana no es una de esas siete. Tomamos la explicación de Wikipedia


En el siglo I, la Colina Vaticana estaba fuera de los límites de la ciudad, y por eso fue apropiada para la construcción de un circo (el circo de Nerón) y un cementerio.


La Basílica de San Pedro está construida sobre este cementerio, sitio tradicional de la tumba de San Pedro. Había otro cementerio en los alrededores, el cual fue abierto al público el 10 de octubre de 2006 para conmemorar el aniversario número 500 de los Museos Vaticanos.1


La Colina Vaticana no es una de las famosas Siete Colinas de Roma, aunque fue incluida dentro de los límites de la ciudad durante el reinado del papa León IV, quien entre 848 y 852 expandió los muros de la ciudad para proteger la Basílica de San Pedro y el Vaticano.

Desde 1929 la Colina Vaticana ha sido el lugar de la jefatura de la Ciudad del Vaticano


Es conveniente aclarar que la catedral del obispo de Roma, el papa, no es la Basílica de San Pedro
sino la Basílica de San Juan de Letrán, que está en una de las siete colinas de Roma (el Celio), es un emplazamiento de la ciudad de Roma que actualmente pertenece a la ciudad del Vaticano. Esta situación es el resultado de los Pactos de Letrán firmados con el estado italiano en 1929, los que devolvieron a la Santa Sede un estado temporal independiente y su consecuente estatus diplomático a través del Estado de la Ciudad del Vaticano, los que habían sido perdidos en 1860-1870, cuando Italia capturó los territorios de los Estados Pontificios.

Sin embargo  en el lenguaje periodístico, muchas veces cuando se  habla del  Vaticano  se denomina  Santa Sede  y detrás de esas palabra se esconden también muchas  otra como. <  La residencia del
papa, la Basílica de San Pedro, la Curia,  las oficinas  de la iglesia universal, o simplemente el papa o la  Santa Madre Iglesia>.  Esto es peligroso  para el Sumo Pontífice  y no digamos  para la Iglesia.   Podríamos decir que  se trata de una  especie de ensalada de palabras  que para muchos todas son lo mismo,  pero no, no es igual  una palabra que otra.   

Cada vez  se insiste más  en que la Iglesia  somos todos ¿sí? Pues   si somos todos, ¿qué sucede cuando dice el catecismo que  algo nos lo manda  la santa madre Iglesia?… si yo  soy iglesia… entonces  es que yo mismo soy soy mi santa madre.

 La iglesia es,  como dice su palabra original,   ecclesia, del griego ekklesía= ‘reunión, asamblea convocada’.  O sea, cuando Jesús resucitó  y  ya  no  estaba  físicamente visible cara a cara  con los seguidores,  todos juntos, los que  lo seguían, eran  la  asamblea de sus  discípulos. Todos.  Pero poco a poco se empezó a estropear el invento. Lógico          que entre todos los discípulos algunos fueran elegidos como responsable, gente que estuvo con Jesús o personas mayores, que guardaban su memoria, los ancianos  que en griego se dice  presbíteros, pues los responsables ancianos o epíscopos
o vigilantes, cuidadores de la comunidad  se iban   , “responsabilizando”, aunque aún sin sotana, sin extraños sombreros( mitra) ni bastones especiales (báculos) Y, naturalmente  sin basílicas ni Vaticanos  en casas particulares o escondidos en las cuevas, cementerios, catacumbas

Siguió pasando el tiempo  y siglo tras siglo, desde el siglo IV poco a poco  fue apareciendo esa parafernalia,  mitras, báculos y Vaticanos  En el lenguaje de la época fue apareciendo lo que hoy llamamos el  clero, junto a él el clericalismo  que absorbió no sólo a los  ordenados como obispos, presbíteros, diáconos,  sino también a los simples fieles cristianos  y así se les decía “simples” 

Pero lo que ahora estamos tratando no es el testamento clerical sino concretamente  lo que llamamos Vaticano  Es que  en el lenguaje  llamado eclesiástico,  en torno a  la venerable presencia del   papa  nos encontramos en publicaciones  como, por ejemplo Religión digital,  con  el uso de expresiones relacionadas  a todo lo que se cuece  en esa colina
 
Ustedes me dirán si tengo razón si digo que cuando escritores, periodistas, comentaristas religiosos  hablan sobre  temas de la religión católica  emplean, mezclándolas  indiscriminadamente expresiones como < “el papa” ha dicho,  el “Santo Padre” comenta, la “santa sede” afirma,  se escucha en los “dicasterios vaticano”,  ordena  la “sede apostólica”, afirma un documento de “la Iglesia romana”, proclama la “curia eclesiástica”, la “jerarquía de la Iglesia” ha proclamado,  según las “autoridades  vaticanas”…
Lo preocupante  es que   todas las palabras entrecomilladas  parecen significar lo mismo,  pero no-Vuelvan a leer este pequeño párrafo y disciernan si es lo mismo el papa que la  curia,  el Vaticano, los dicasterios. La jerarquía de la iglesia, o las autoridades vaticanas  No es lo mismo si  quien habla es  el papa  en persona en un documento oficial que si  las frases que leemos son  producto de un  monseñor cualquiera trabajando en  un despacho de las logias vaticanas  pero que por el modo  de  decirlas  da impresión  que es producto de  una encíclica papal.  Eso se aprovecha  en  el Vaticano para meternos gato por liebre o  opinión de cualquier monseñor por dogma de fe.

En un  lugar  con una tan compleja organización como es el Vaticano y sus despachos y oficinas, es muy fácil  confundir al obispo de Roma, como a él le gusta llamarse,  con la curia los cardenales (todos o algunos), la santa sede o  el Vaticano. Todo eso y palabras relacionadas  no quieren decir lo  mismo ni tienen la  misma fuerza.

Nuestro Sumo pontífice, por emplear la palabra más altisonante, no es igual  que  un grupo de  jerarquías eclesiásticas, aunque vivan  en  el palacio vaticano  (sin querer salirse como ha hecho el sencillo Bergolio) no es igual digo  que algún monseñor  que tenga su despacho en alguna de las logias, o cualquier clérigo aunque lleve un fajín y botones rojos y se llame excelencia reverendísima.

Lo triste es, y por eso este artículo,  que todo  este conjunto de títulos y personajes,  se protegen todos bajo el todo de  esa palabra geográfica  “el Vaticano” y con esa etiqueta alaban o condenan, beatifican o   critican  muchas actividades, escritos,  expresiones, actos de piedad o compromisos sociales y políticos que  pueden llevar el rechazo o la  bendición de  “la Santa sede”

Nosotros  con nuestros aciertos y errores  queremos ser seguidores de Jesús, que por cierto nunca  estuvo en el vaticano,  Lo  más alto que llegó fue al monte  Tabor o al Calvario.  Es a Él a  quien queremos seguir

No al Vaticano o  a  sus sombras-