Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

19 de noviembre de 2015

Lo que va de ayer a hoy... ¿Qué conciencia?

Lo que va de ayer a hoy
Historias   bíblicas  de ayer

que se repiten hoy

¿Qué conciencia?

 

AYER… hoy… ayer… hoy… ¿mañana?
 


Pues esta vez,- ya verán por qué -   es casi imposible separar esos tiempos de la vida y la historia, así que allá vamos:  


 Hablamos en otras ocasiones sobre el amanecer  de la humanidad, cuando  en una lenta, lentísima  evolución,  algunos seres vivos empezaron a ser lo que hoy llamamos humanos.



 Empezaron a ser,  empezamos a ser… ¿somos hoy  del todo humanos?, ¿Estamos anclados en el ayer, en el hoy, o vamos al mañana?
 

Aparte del  humor de estos dibujos, de los que pueden encontrar innumerables variaciones reflexivas, humorísticas,  pensemos que no se trata solamente de una evolución  de nuestro cuerpo.

Cuando ya aparecemos los hombres y mujeres con el aspecto que  hoy consideramos más o menos  normal,  hay algo importante en lo que seguimos cambiando.  Se  trata de nuestros conocimientos,  de nuestros pensamientos    pero,  sobre  todo  de nuestra conciencia,  que sigue evolucionando  de modos distintos,  desde los hombres de la edad  antigua, los que ya leían y escribían…. hasta  nuestros días… y lo que vendrá después.

Puede haber personas que  estén poco avanzadas en conocimientos, en su aprendizaje,  su ciencia, en lo que saben, pero que han llegado  a  avanzar  mucho  en su  conciencia, al darse cuenta de la realidad en la que viven y de  su misma realidad.  Pero…

Al revés: Puede que haya grandes científicos, buenos técnicos,   que  tengan muy bajo su nivel de conciencia. Será bueno  que bajo el símbolo de esa estatua (el pensador,  de Augusto Rodin)  nos pongamos a reflexionar  cómo evoluciona o puede evolucionar  la conciencia de los seres humanos. Pasemos  revista: 


1.- Conciencia  ingenua: La conciencia de  esos hombres,   que aun sabiendo leer y escribir, hubo  un tiempo  en que no   tenían  claro: ¿por qué pasan las cosas?,  ¿por qué hay enfermedades, terremotos, señores poderosos y esclavos, guerras y  hambre?. Pues…  - decían - porque sí; porque  así ha sido siempre y así será.  Así está el mundo. Eso es la conciencia ingenua. Las cosas  pasan y las personas    son porque así tiene que ser.

 - Pero siguiendo la evolución de esa conciencia,  cuando los seres humanos se siguen preguntando, encuentran una explicación: 

2. Conciencia mítica: hay un creador, un ser supremo, un  dios ( al, que en cada  lugar de la tierra le dan un nombre distinto).  Él lo ha credo todo y hace que todo funcione así.  Nosotros, piensan.

 Podemos Influir en ese dios ofreciéndole sacrificios.   Tal vez  él puede cambiar las cosas y hacer que sean diferentes. Le podemos pedir que nos salve  de los terremotos, la enfermedad  y el hambre o nos libre de nuestros enemigos y nos ayude a vencerlos  porque es poderoso.
Eso se llama la conciencia mítica.   A ese dios nadie le ha visto nunca pero creemos en él.  Tenemos nuestra religión con la  que se organiza nuestra vida. Hasta  llegamos a aceptar que  los reyes que dominan nuestros pueblos sean como representantes de dios.  Si unas personas son ricas y otras pobres, es porque dios lo ha querido así. Si unos países dominan  e invaden a otros, es por un destino manifiesto de Dios (¿!)

Claro que, muchas veces,  parece que ese dios no responde a nuestras peticiones automáticamente y  en el mundo, aunque le recemos, sigue habiendo  tragedias, terremotos, enfermedades e injusticias .. ¿Qué hace dios, que lo permite?
3.-  Conciencia crítica- Entonces en muchas personas va surgiendo la duda de esos mitos y el pensamiento entra en  crisis, pensando en que todo tienen que ser de otro modo.  Nace  la conciencia de  que si los seres humanos se juntan y organizan pueden eliminar muchos males del mundo.    Con la ciencia, la técnica,  la política, la sicología, la medicina muchas cosas pueden cambiar.  Así   va naciendo  la conciencia crítica: conciencia  de que yo soy una persona, cada uno somos personas, y puedo defenderme del mal y organizar mi vida convenientemente, yo  sólo o poniéndome de acuerdo con otros. Pero soy yo el responsable.  La conciencia crítica al irse liberando de los mitos muchas veces se libera de la religión. Aparecen los ateos y los agnósticos (que dicen: “de dios no sabemos nada, si existe o no”)
 

4.- conciencia individual: Pero ahí no se termina todo, porque cada uno nos vamos encontrando  en esta vida  con los demás y ayudándonos unos a otros,  o fracasando en la sociedad, o  seguimos enfrentándonos unos contra otros. 


Surge la conciencia del yo personal.   Mi “yo” procura  competir con los demás “yo”.  De ahí nacen enfrentamientos,  discusiones, guerras y tragedias  y en consecuencia: miserias y hambre, masacres y marginación   porque cada “yo” queda en soledad y enfrentamientos  entre los otros yo. Parece que la conciencia no se nos aclara. Y muchos de los que perdieron la fe en dios tienen  ahora la angustia, la nostalgia de ese dios que , según piensan,  han perdido.

Pero  otros siguen teniendo conciencia religiosa, aunque muchos de los mitos, de las historia que les ha contado de dios y de lo que dicen los libros sagrados ya no lo creen así. Van dejando de creer en “ese” dios pero  sigue buscando y encontrando a Dios  por otro camino.

Entonces  podemos dar otro paso a:



5.-  concincia  transpersonal.    En esta evolución aparece otra conciencia,  que  no se fía del yo individualista. Descubre que hay algo que supera  a ese  yo   y llega a la conciencia del yo universal.
 
  Todo lo que llamamos universo desde los astros más lejanos a millones de años luz, hasta  lo más pequeño y cercano, plantas,  animales, seres microscópicos, yo y lo más profundo de mí mismo.  

 Todos somos un  solo YO: , el yo transpersonal  en quien estamos todas las   personas y seres del universo

Los científicos que con su conciencia crítica y su ciencia  habían llegado a despreciar  a los dioses y toda realidad  que no fuera material,  hoy están descubriendo otra dimensión de la realidad,  apoyados en sus nuevos conocimientos, descubrimientos y su reflexión sobre  la física  cuántica.

Admiten como fundamental, el espíritu  en la realidad del universo. Se han dado cuenta de que el universo no es sólo materia.   A ese espíritu no le ven como algo  que flota “en el cielo” por encima de la realidad, sino  en íntima unión con lo real. Lo pueden llamar Tao, o Alá, o Yahvé Dios, o…
¿Eso  que decimos sucede hoy, sucederá mañana o empezó a  suceder ayer?

Podríamos decir que   unas personas  en la época  actual todavía tienen una conciencia ingenua. Las cosas son así porque son así y no les intenten hacer penar más…  Les molesta que les compliquen la vida con preguntas.

Otros  hoy tienen todavía una conciencia mítica. El dios en que ellos creen,  es el que les enseñaron de pequeños, en el catecismo. Un dios que premia a los buenos y castiga a los malos.   Se lo imaginan como un viejito con barbas  rodeado de ángeles con  alas. Muchos hablan de “mi Dios”  como si fuera  algo  suyo  propio, particular.

Cuando alguien les explica  que muchas de esas enseñanzas son mitos, simplemente dejan de creer. No se les ocurre pensar que  se puede buscar a Dios de otra manera. No saben que el gran teólogo Santo Tomás de Aquino dijo que “de Dios sabemos más bien lo que no es que lo que es”.
Muchos  no  comprenden que, cuando algo en los libros  sagrados   es “mito” no es mentira. Es una  manera  simbólica  de explicar las cosas, según el modo de hablar  de una época y un país.
Decíamos que la humanidad poco a poco va  entrando en una conciencia que no es la del yo individual  sino  la conciencia de la unidad universal.  Pero igual que hoy existen personas     envueltas en una conciencia ingenua,  que no analizan  nada , que todo lo creen  como lo creían las personas al principio de la humanidad,  También  en la religión aceptan  todo  lo que les dicen los antiguos catecismos  al pie de la letra… Eso pasa “hoy”.

También, “ayer”,  desde la antigüedad  hubo personas, sabios, santos y místicos  que  tuvieron esa conciencia  universal. Por ella    se sentían   unidos  con  Dios y todo el universo. Podemos hablar de Buda, de Sócrates,  de Gandhi, de los místicos sufíes  en el Islam…

Los seguidores de Jesús encontramos en Él  alguien que superó  la religiosidad mítica, individualista de  los doctores de Jerusalén, porque vivió de modo sublime la unidad con quien él llamaba su padre celestial, como amor universal . No necesitó conocimientos de la física moderna para para vivir esa conciencia: "Que todos sean uno como tú, Padre y yo somos uno".

Cuando nos escandalizamos de los crímenes que estos días realizan las furias del estado islámico,   no conocemos a los santos místicos pacíficos  del islam, los sufíes.  También podemos  recordar avergonzados  las cruzadas medievales,  las crueldades de la inquisición cristiana y  la furia de  tantas guerras llamadas “de religión”; o  en la actualidad, las invasiones y robos de los países  de la Europa llamada  cristiana, de  los Estados Unidos que  se llaman defensores de  la cultura occidental cristiana,  bombardeando y  asesinando en países de Asia, Latinoamérica… ¿Qué conciencia tienen esos “creyentes”?

Por eso no me he atrevido  en este artículo  a distinguir  todo el proceso   en Ayer  y  "hoy",  porque vamos caminando  hacia el mañana entre evoluciones, revoluciones, contrarrevoluciones, estancamientos, marchas atrás, nuevos descubrimientos y reflexiones, acercándonos a la conciencia universal o transpersonal.

Caminamos hacia  una profunda espiritualidad, apoyada no en espiritualismo light, sino en el amor universal, que podemos llamar Dios. Vamos  caminando hacia  eso  que está  ya  presente pero todavía no… el mañana  que muchos  vivieron Ayer y  algunos empiezan a  vivir  hoy.


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Aclaración: 
A veces el lenguaje castellano parece reírse de nosotros con palabras de significados confundibles y escritura parecida. Uno de los casos más obvios es el de conciencia y consciencia, dos vocablos con una sola letra de diferencia cuyos significados son constantemente mezclados y confundidos…. Y con razón.

-La consciencia es la propiedad del ser humano de reconocerse a sí mismo y lo que le rodea y reflexionar sobre ello. Adjetivo: (in)consciente.

-La conciencia tiene el mismo significado, pero llevado al terreno de la distinción entre el bien y el mal. Hay múltiples expresiones con la palabra conciencia que nos son válidas para consciencia: una mala acción puede suponer un cargo de conciencia, mientras que tomamos conciencia de algo cuando pensamos a fondo sobre ello y hacemos algo a conciencia cuando lo hacemos con mucho empeño. Verbo: concienciar (se).

Es decir, consciencia es siempre sinónimo de conciencia, pero conciencia no es siempre sinónimo de consciencia. En la oración “Pedro recuperó la conciencia minutos después de desmayarse” podemos sustituir conciencia por consciencia, pero en la oración “mi conciencia no me permite robar en una tienda” no podemos emplear el vocablo consciencia porque se trata un asunto moral.

(Del portal web:¿cómo se dice?)



Notas:
Para profundizar en este  tema podemos recomendarles los documentos:
“Tener religión o tener fe” y “Jesús el hombre sabio y compasivo”  que  encontrarán en  este mismo blog.

También les  puede  ayudar el libro “Vida en plenitud”  de Enrique Martínez Lozano, editorial PPC