Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

13 de noviembre de 2015

Lo que va de ayer a hoy SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA

Lo que va de ayer a hoy
Historias   bíblicas  de ayer

que se repiten hoy

sOMOS UN PUEBLO QUE 
cAMINA

 
Caminar, palabra  muy repetida en  las canciones de iglesia…

(Somos un pueblo que camina…   caminamos   hacia el sol…etc)

 Caminar,  palabra clave en la vida,  tanto hoy como…



AYER  


El primer camino, según la biblia fue un  destierro.

Un ángel se quedó a la entrada del paraíso y  cerró la puerta A Adán y Eva.


Según  los estudiosos de la prehistoria  una de las primeras necesidades que el hombre tuvo  fue la de emigrar buscando tierra y comida.
Tribus, manadas, o parejas fueron  rastreando  campos y bosques buscando un lugar donde vivir.
Así los territorios  fueron objeto de  enfrentamientos y guerras…
Volvieron a existir muchos paraísos de donde  los más fuertes expulsaban a los  más débiles  que debían partir en  busca  de nuevos  paraísos o al menos suelos donde poner los pies, refugiarse y comer.

Los caminos de  las tribus fueron  argumento de  gran  parte de los libros sagrados.  Ya estarán ustedes pensando en Abraham   saliendo de Ur, buscando pastos para su ganado junto a los ríos, y en Moisés con  su gente saliendo de Egipto,  cruzando el mar Rojo y el desierto. Y  las caminadas    de los  esclavos hebreos  acarreados al destierro  en Babilonia o volviendo a su   tierra de Israel para reconstruir el templo, señal de  que allí se pensaban  quedar.

Salir, caminar, llegar, establecerse. Volver a salir, volver a caminar…

Eso sucedía ayer pero 
HoY

Los caminos por montañas, desiertos, bosques,  tierras pantanosas  se han ido convirtiendo en   carreteras  asfaltadas, autopistas,  pistas de despegue y aterrizaje senderos por bellos parajes  donde peregrinos no buscan  comida  sino que buscan… el   camino mismo,  porque lo más importante no es llegar sino  caminar. Siempre el camino.

Yo soy el camino dijo Yeshua de Nazaret.

Soy el camino  y echó al camino a sus seguidores: “Vayan por todo el mundo”...
Los que le siguieron antes de llamarse cristianos, según dicen los Hechos de los apóstoles se llamaban los “nazarenos” o “los del camino” (Hechos,9,2)   El camino de Jesús, que iba de un lado para otro anunciando el reino de Dios.

Mucho tuvieron que caminar   sus seguidores, especialmente San Pablo y quienes lo acompañaban  en ese anuncio del nuevo camino.

Salir, caminar, llegar y… ¡establecerse!.  Ese es el peligro.

Los que eligieron un camino  pensaron   en muchas ocasiones que ya habían llegado.  Cuando se ha llegado  al final se construye una casa, o un templo.

  Así pues, salgamos con  El fuera del campamento, llevando su oprobio.  Porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir. (Hebreos 13 ,14)

El apóstol Juan dice al principio de su evangelio (1,14)  que “La Palabra de Dios plantó su tienda  entre nosotros”  vino a  acampar con nosotros caminantes, no a construirse una casa y menos un palacio.   Pero ya ven: La iglesia peregrina  se ha ido estableciendo.  Parece que no le van  los camping, la vida scout, la  peregrinación.

Es un detalle importante que el papa Francisco ha dejado la vivienda oficial y  se ha ido a vivir a un hotel, como de paso.

Otras jerarquías han preferido muchas veces  eso que llaman palacio de donde es difícil salir para caminar. No sólo salir con sus pies y su cuerpo  encima, sino  salir con el pensamiento y el deseo hacia una vida nueva. Para caminar hay que salir.

 Pero no es lo mismo salir con la ilusión de buscar  nuevos horizontes  que  salir  a toda prisa  con un nudo en el vientre y  un  cuchillo o un misil amenazando su espalda.

(Pincha para ver video)

En los momentos actuales existen en el mundo demasiados caminos de fugitivos. Ya no son las tribus  de Abraham o Moisés que iban en busca de una tierra de promisión.

Son pobres personas  que cargan a la espalda sus  hijos . una mochila con lo que tienen más a mano,  una  cobija y salen corriendo antes de que a su  casa la hundan las bombas  con  todo lo que tiene.

Salen corriendo. Unos se montan en  unas barcas  a punto de hundirse y llegan a donde pueden. Si llegan.

Otros cruzan campos y alambradas,  suben y bajan montes buscando unas tierras que, según les han dicho,  son pacíficas, tienen un sueño que se llama democracia y, según dicen, una “cultura cristiana”  que habla de  acoger al  forastero.
Según caminan, según se les mueren en la ruta niños o ancianos, van descubriendo que esas ilusiones   son falsas.

Van descubriendo  que en ese mundo soñado  hay bellas ciudades con todos los adelantos  que se les cierran y con barriadas miserables donde también se muere la gente antes de tiempo.
En los momentos en que esto se escribe, sigue la invasión del hambre y el miedo
Grupos de  europeos conscientes y solidarios claman por el fin de las alambradas. Los políticos de lenguaje abstracto y economicista  siguen defendiendo a “su” Europa, caiga quien caiga.



Los pobres de oriente medio aterrorizados siguen  entrando en esas tierras bendecidas por los apóstoles, maldecidas por egoísmos demoníacos,  pensando sólo en que tienen hambre, frío y miedo, a ver si cualquier Dios el de Jesús o el de Mahoma hace que alguien se apiade de ellos.