Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

18 de septiembre de 2020

Reflexión del Evangelio Mateo 20, 1-16

 

DIOS ES BUENO CON TODOS



Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: << Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido >>.

Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros parados y les dijo:         << ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?>>. Le respondieron: <<Nadie nos ha contratado >>. Él les dijo: <<Id también vosotros a mi viña >>.

Cuando oscureció, el dueño le dijo al capataz: << Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros >>.

Vinieron los del atardecer, y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: << Estos últimos han trabajado solo una hora y los ha tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado todo el peso del día y el bochorno>>.

Él replicó a uno de ellos: <<Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario?. Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?>>.

Así, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos ( Mateo 20. 1-16 ).

BONDAD ESCANDALOSA DE DIOS

Jesús veía en las plazas a quienes no tenían tierras propias, esperando a ser contratados para ganarse el sustento del día. ¿Cómo ayudar a esta pobre gente a intuir la bondad misteriosa de Dios hacia todos?

El primer grupo protesta. No se quejan de recibir más o menos dinero. Lo que les ofende es que el señor << ha tratado a los últimos igual que a nosotros >>. La respuesta del señor al que hace de portavoz es admirable: << ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? >>

Todos nuestros esquemas se tambalean cuando hace su aparición el amor libre e insondable de Dios. Nosotros nos encerramos a veces en nuestros cálculos, sin dejarle a Dios ser bueno con todos. No toleramos su bondad infinita hacia todos. Desde su corazón de Padre, él sabe regalar también su amor salvador a esas personas a las que nosotros no sabemos amar.

DIOS ES BUENO CON TODOS

Sin duda es una de las parábolas más sorprendentes y provocativas de Jesús. Se solía llamar << parábola de los obreros de la viña >>. Sin embargo, el protagonista es el dueño de la viña. Algunos investigadores la llaman hoy << parábola del patrono que quería trabajo y pan para todos>>.

¿Será verdad que, más que estar midiendo los méritos de las personas, Dios busca responder a nuestras necesidades ? . Y lo mejor es dejarle a Dios ser Dios, sin empequeñecerlo con nuestras ideas y esquemas.

Una de las tareas más importantes en una comunidad cristiana será siempre ahondar cada vez más en la experiencia de Dios vivida por Jesús. Solo los testigos de ese Dios pondrán una esperanza diferente en el mundo.

CONFIAR EN LA BONDAD DE DIOS

Cada vez estoy más convencido de que muchos de los que se dicen ateos son hombres y mujeres que, cuando rechazan a Dios, están rechazando en realidad un << ídolo mental >> que se fabricaron cuando eran niños. La idea de Dios que llevan en su interior y con la que han vivido durante algunos años se les ha quedado pequeña. Llegado un momento, ese Dios les ha resultado un ser un tanto extraño, incómodo y molesto que han prescindido de él. << Yo tampoco creo en el Dios en que los ateos no creen >>, decía el Patriarca Máximo IV durante el Concilio.

Un Dios del que pretendemos apropiarnos y al que intentamos utilizar para nuestro provecho, olvidando su inmensa e incomprensible bondad con todos.

Lo que hemos de hacer es olvidarnos de nuestros esquemas, hacer silencio en nuestro interior, escuchar hasta el fondo la vida que palpita en nosotros…. y esperar, confiar, dejar abierto nuestro ser. Dios no se oculta indefinidamente a quien lo busca con sincero corazón.

DIOS NO ES COMO NOSOTROS PENSAMOS

Decimos con razón que Dios es << misterio insondable >>, pero hemos de confesar que muchas veces los creyentes, y sobre todo los eclesiásticos, hablamos de él como si lo hubiéramos visto y conociéramos perfectamente su modo de ver las cosas, de sentir y de actuar.

Lo peor es que, al encerrarlo en nuestras visiones estrechas y ajustarlo a nuestros esquemas, terminamos casi siempre por empequeñecerlo. El resultado es, con frecuencia, un Dios tan poco humano como nosotros, y a veces menos humano.

Son bastantes, por ejemplo, los que solo creen en un Dios cuyo quehacer esencial consiste en anotar los pecados y méritos de los humanos para retribuir exactamente a cada uno según sus obras. ¿Podemos imaginar un ser más inhumano que alguien dedicado a esto durante toda su existencia?.

Este Dios no tiene corazón. Es tan pequeño y peligroso como nosotros.

Dios puede regalar su vida, incluso a los que no se la han ganado según nuestros cálculos. Hemos de aprender una y otra vez a no confundir a Dios con nuestros esquemas religiosos y morales.

Probablemente, más de un cristiano se escandalizaría todavía hoy al oír hablar de un Dios a quien no obliga el derecho canónico, que puede regalar su gracia sin pasar por ninguno de los siete sacramentos y salvar, incluso fuera de la Iglesia, a hombres y mujeres que nosotros consideramos perdidos.

DEJARLE A DIOS SER DIOS

A veces se habla mucho de la importancia de creer o no creer en Dios. Pero se olvida que lo importante es saber en qué Dios cree cada uno.

Creer en un Dios Amigo incondicional puede ser la experiencia más liberadora y gozosa que se puede imaginar, la fuerza más vigorosa para vivir y morir.

No representarnos a Dios a partir de nuestra mediocridad y nuestros resentimientos; buscar más bien su verdadero rostro siguiendo a Jesús.

Así, Dios no hará injusticia a nadie, pero puede ofrecer su salvación incluso a los que, según nuestros cálculos, no se la han ganado.

Dios es bueno con todos, lo merezcan o no, sean creyentes o sean ateos. Su bondad misteriosa desborda a todos nuestros cálculos y está más allá de la fe de los creyentes y del ateísmo de los incrédulos. Ante este Dios, lo único que cabe es el gozo agradecido y la confianza absoluta en su bondad. 

José Antonio Pagola