Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

20 de octubre de 2022

LXXVI COMUNICADO CÍRCULO DE SILENCIO DE CÁDIZ

 

COMUNICADO LXXVI DEL CÍRCULO DE SILENCIO DE CÁDIZ PARA LOS MIGRANTES Y REFUGIADOS

19 de Octubre de 2022

 

Comenzamos nuestro Círculo de Silencio con una noticia muy reciente, concretamente del día 14 de octubre de este año. La oficina del Defensor del Pueblo, que dirige Ángel Gabilondo ha avanzado sus primeras conclusiones sobre lo sucedido en el perímetro fronterizo de Melilla, cuando intentaron el salto a la valla fronteriza unas 470 personas el pasado 24 de junio y fallecieron 23 en el intento según fuentes oficiales, y 37 personas según fuentes que trabajan sobre el terreno.



En el informe, el Defensor del Pueblo señala que “ no consta que en el rechazo en frontera de 470 personas en Melilla se tuvieran en cuenta garantías legales nacionales e internacionales”.

En este sentido, El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha mostrado este lunes su confianza en la “prevención” junto a Marruecos para evitar un nuevo “ataque violento” de migrantes a la valla fronteriza que da acceso a Melilla. Y ha destacado que la relación es “absolutamente estrecha, firme y real, con lo cual solo se puede generar tranquilidad”. Pero, ante estas declaraciones y después de saber en el informe emitido por el Defensor del Pueblo, ¿cómo, y a qué precio, se puede garantizar la inexistencia de un nuevo ataque violento ?, ¿Quién dejó morir a seres humanos tumbados en el suelo sin atención médica adecuada? ¿Quién entregaba a posibles refugiados desde Melilla a policías marroquíes sabiendo que iban a ser maltratados? ¿Quién mantiene cerradas las oficinas de asilo y refugio en Melilla sabiendo que no hay manera de buscar protección en España si eres sudanés o de Mali, como no sea saltando la valla y arriesgándote a morir en un camino eterno por África?.

Y la necesidad imperante de salir de países en guerra o huir de la hambruna sigue. Hasta final de agosto del presente año fueron rescatados 1.407 inmigrantes en 187 pateras en la provincia de Cádiz intentando cruzar el Estrecho según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno.

Cabe destacar que el mayor número de personas interceptadas se produjo en el mes de agosto, siendo un total de 71 embarcaciones las que intentaron alcanzar las costas gaditanas.

En un momento en que el Vaticano a través del prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano, el cardenal Czerny, ha instado a acabar con “la narrativa Negativa” sobre los migrantes y ha criticado las políticas que “levantan barreras financieras” y los países que -aunque gozan de más recursos- “impiden o retrasan el acceso de los recién llegados a la educación”.

Y no podemos dejar de lado el dato que siempre nos hiela el corazón y que ojalá nunca nos deje indiferentes: en las últimas semanas unas 138 personas han desaparecido en la ruta canaria en distintas embarcaciones. 138 corazones rotos, 138 almas que perdieron sus “no vidas” por buscar simplemente una vida. 138 proyectos de vida de las que dependían muchas más “no vidas” dejadas en sus países de origen a la suerte de que su proyecto migratorio llegara a buen fin.



En medio de tanta tragedia sumergida no podemos hacer otra cosa que velar siempre para que estos hechos no nos dejen indiferentes. Es signo de humanidad el que sintamos dolor y angustia ante tanta tragedia, pero también rabia por saber que con otras políticas migratorias reguladas y dignas estas muertes de tantos y tantos jóvenes no se hubieran producido.

Amigos, comienza nuestro tiempo de silencio.

 

MESA DIOCESANA DE ATENCIÓN Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y

REFUGIADOS

DE CÁDIZ Y CEUTA.

 


Canto a la libertad - Labordeta

 

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.

 

Hermano, aquí mi mano,

será tuya mi frente,

y tu gesto de siempre

caerá sin levantar

huracanes de miedo

ante la libertad.

 

Haremos el camino

en un mismo trazado,

uniendo nuestros hombros

para así levantar

a aquellos que cayeron

gritando libertad.

 

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.

 

Sonarán las campanas

desde los campanarios,

y los campos desiertos

volverán a granar

unas espigas altas

dispuestas para el pan.

Para un pan que en los siglos

nunca fue repartido

entre todos aquellos

que hicieron lo posible

por empujar la historia

hacia la libertad.

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.

 

También será posible

que esa hermosa mañana

ni tú, ni yo, ni el otro

la lleguemos a ver;

pero habrá que forzarla

para que pueda ser.

 

Que sea como un viento

que arranque los matojos

surgiendo la verdad,

y limpie los caminos

de siglos de destrozos

contra la libertad.

 

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.

 

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.


Colaboración de Juan García de Paredes.