Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

7 de mayo de 2015

DIA DE LAS MADRES, Historia del pueblo Himba


Para el pueblo Himba, la fecha de nacimiento de un niño o de una niña no es el día en que nació, ni el momento de su concepción, sino el día en que fue “pensado” por su madre.







En África, en el norte de Namibia y a orillas del río Kunene viven comunidades nómadas conocidas como el pueblo Himba.


Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar en su interior la canción del niño que quiere nacer.
  
Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña.

Entonces, cuando hacen el amor con la intención de concebirlo, en algún momento cantan su canción, como una forma de invitarlo a venir.




Cuando la madre está embarazada, enseña la canción de ese hijo a las comadronas y las ancianas de la aldea, para que cuando nazca, ellas se la canten y le den la bienvenida.

Cuando el niño o la niña recién nacida crece, se enseña su canción a otros aldeanos. Si se lastima o se cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente del pueblo canta su canción.





Si comete una falta o algo que está en contra de las normas sociales, los Himba le llaman al centro de la aldea y la comunidad forma un círculo a su alrededor. Y le cantan su canción.

La comunidad sabe que la forma de corregir un mal comportamiento no es el castigo, sino el amor y la canción para recordarle su identidad. Cuando reconoces tu propia canción, no deseas ni necesitas hacer nada que dañe a otros.

Y así, toda su vida. Cuando contrae matrimonio, se cantan las canciones juntas, la de él, la de ella.

Y cuando esta persona va a morir, los hombres y las mujeres de la aldea le cantan su canción, por última vez, en su memoria.