LA VERDAD DE JESÚS
En aquel tiempo dijo
Jesús a sus discípulos:
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce: vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis, y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él (Juan 14, 15-21).
NO ESTAMOS HUÉRFANOS
Una Iglesia formada por
cristianos que se relacionan con un Jesús mal conocido, poco amado es una
Iglesia que corre el riesgo de irse extinguiendo. Una comunidad cristiana reunida
en torno a un Jesús apagado, es una comunidad sin futuro.
Necesitamos comunidades
cristianas marcadas por la experiencia viva de Jesús.
Podemos hacer que sea
más de Jesús, que viva más unida a él. ¿Cómo?
<< No os dejaré
huérfanos. Volveré >>. Jesús no podrá ya ser visto con la luz de este mundo,
pero podrá ser captado por sus seguidores con los ejes de la fe. ¿Cómo vamos a
trabajar por un mundo más humano y una Iglesia más evangélica si no le sentimos
a él junto a nosotros?.
En el fondo de nuestro
corazón cristiano sabemos que Jesús está con el Padre y nosotros con él. Esto
lo cambia todo.
Esta experiencia está alimentada por el amor: << Al que me ama…. yo también lo amaré y me revelaré a él >>. ¿Es posible seguir a Jesús tomando la cruz cada día sin amarlo y sin sentirnos amados entrañablemente por él ?. ¿Quién podrá llenar el vacío de Jesús? ¿Quién podrá sustituir su presencia viva en medio de nosotros?