Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

23 de marzo de 2018

LO QUE VA DE AYER A HOY


HISTORIAS BIBLICAS DE AYER
QUE SE REPITEN HOY

¿Dios es rey de  verdad?
Esta reflexión está inspirada e intenta  vulgarizar y hacer asequible  el documento de Sallie Mcfague: EL MUNDO COMO CUERPO DE DIOS

 Ayer

Hubo  un tiempo en  que ser rey era algo muy sencillo. Bastaba con juntar una tropa de  guerreros, o bandoleros y lanzarlos a la conquista  de cualquier pueblo, ciudad, territorio que no tuviera demasiadas defensas. Ese llamado ejército, invadía el lugar, saqueaban, mataban violaban… y  ya estaba el jefe instalado  en el lugar.
 El trono, el palacio, la corona y todos los demás  complementos eran  fáciles de adquirir. Los hijos, nietos,  biznietos de los primeros reyes ya iban estabilizando su situación. Dejaban tan bruscos.  Iban escribiendo leyes, nombrando ministros,  Organizando ejércitos “regulares”, acuñando monedas, nombrando  sacerdotes de la religión que tuvieran más a mano, si no es que ellos mismos juntaban el doble cargo de rey y sacerdote, porque “así se lo inspiró su dios” (el dios que el rey mismo se inventó).
Así vemos en la biblia y en otros
libros sagrados la cantidad de  reyes que entonces  existían, unos  dueños de grandes imperios y otros   empezaban por una pequeña ciudad  que era todo su reino. Unos reyes aumentaban su territorio y su poder. Otros iban disminuyendo hasta que el reino desaparecía, o ls invadía otro reyezuelo conquistador.
Así fueron surgiendo y disminuyendo los reinos de  la historia. Cuando en nuestra Juventud estudiábamos historia,  conocimos  reyes crueles, tiranos y también reyes justos,  santos, hasta canonizados por el papa de  Roma. Los reyes de entonces, además tenían una ventaja. No existía la llamada democracia  que  estorba mucho para ser rey y  se
Podía ser rey absoluto. Pero eso del rey absoluto  tardó mucho en caer. Hasta el siglo  XVIII, cuando en la revolución francesa  le cortaron la cabeza al  tal Luis XVI. Todavía costó algo más   hasta que si hizo una  monarquía con parlamento y diputados. Poco a poco fueron desapareciendo los reyes  en la mayor parte de países, o quedando sólo como figuras de adorno.
Pero resulta que  cuando Jesús, hace 21 siglos vino al mundo  todo eran reinos en palestina  en torno a su país y aquel muchachito de pueblo que iba creciendo  en aquel ambiente no se le ocurrió otra cosa  que, cuando  pensó en cambiar la vida de la gente hablarles del reino de Dios.
Desde entonces  han pasado años  y ha cambiado mucho la historia… pero los seguidores de  Jesús sabiendo que  el mensaje principal que él anunciaba  se centraba en hablar  de  eso  que unos evangelistas  LLAMABAN REINO DE Dios, y otros, de cultura más hoy día por respeto al nombre divino lo dejaban en REINO  DE LOS CIELOS.  Pero hoy…
Hoy 
La humanidad va avanzando en conciencia., Se  van dando cuenta los seres humanos de lo que hemos dicho de modo resumido.   Eso  que  el campesino nazareno  anunció   ayer, con palabras de su época y su ambiente. ¿Cómo  explicar con otras palabras ese mundo nuevo  que anunciaba el maestro?   Aparte del reino,  cuando el quería  explicar más   hablaba  en parábolas. Contaba cuentos   sobre un campo al  que salía un sembrador a   sembrar, o de un comerciante que encontraba una piedra preciosa por la   que vendía todos sus bienes, o de un rey (otra vez el rey) que perdonaba sus deudas a los súbditos  
Pero  nosotros querríamos encontrar un símbolo  para explicar  claramente lo que antiguamente se decía con el  lenguaje  del reino… pero sin ese lenguaje monárquico
Alguien, precisa mente una mujer (Sallie Mc fague) nos propone una expresión que nos puede orientar (en rojo sus frases): ¿de  qué forma deberíamos pensar la relación entre Dios y el mundo? si tuviéramos que experimentar con la metáfora del universo como «cuerpo» de Dios, como presencia palpable de Dios en todo tiempo y lugar?... , una metáfora encaja con alguna interpretación del evangelio cristiano y es iluminadora y provechosa cuando la vivimos durante un cierto tiempo. Imaginar el mundo como cuerpo de Dios es hacer precisamente eso: imaginarlo de esa forma. Eso no significa que el mundo sea el cuerpo de Dios o que Dios esté presente para nosotros en el mundo. Eso es algo que no sabemos. Lo único que la fe en la resurrección puede hacer es imaginar las formas más significativas de hablar de la presencia de Dios en nuestro  tiempo.
Y la metáfora del mundo como cuerpo de Dios puede ser una buena forma de hacerlo.  Esta imagen, por radical que pueda parecer (a la luz de la metáfora dominante del rey y su reino) para imaginar la relación entre Dios y el mundo, es muy antigua. A algunos influidos por la filosofía de Platón y Aristóteles  que despreciaban  el cuerpo les costará más  pero… La tradición mística del cristianismo ha mantenido esta noción implícitamente, «El mundo está impregnado de la grandeza de Dios» (Gerard Manley Hopkins); «Hay comunión con Dios y comunión con la tierra, y una comunión con Dios a través de la tierra» (Pierre Teilhard de Chardin).
Muchos  de los que se consideran cristianos  tal vez tengan dificultad  en aceptar esta metáfora  por el excesivo espiritualismo  que hace  quedarse mirando al cielo, aunque como dice la canción de Manzano: “hoy no se puede estar mirando al cielo”.  ¿Nosotros pecadores- piensan muchos -  cuerpo de Dios?.  No sólo  somos nosotros,  es el universo entero, lo que llamamos la creación;  podemos  mirarla como el cuerpo animado por ese   amor eterno del universo, que llamamos Dios o con cualquier otro nombre.
Este símbolo a primera vista  nos  libera de ese ambiente social (reyes, el poder---)  que marca el dominio de unos seres sobre otros; la competencia  que deja unos arriba y otros abajo.
Esta metáfora  nos hace sentirnos en una comunión de todo lo creado. A través de sentiros  todos los seres creados  cuerpo de Dios se puede fortalecer  nuestra unión, no solo con lo que llamamos Dios, sino también entre nosotros, la humanidad y con toda la naturaleza. Seguiremos  meditando  sobre ello.
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