Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

5 de marzo de 2024

BUSCANDO LA FELICIDAD

Reflexionando sobre la felicidad, hace dos mil años que Lucio Anneo Séneca escribió: “Todos quieren vivir felizmente, hermano, pero al considerar qué es lo que produce una vida feliz caminan sin rumbo claro. Pues no es fácil conseguir la vida feliz, ya que uno se distancia tanto más de ella cuanto más empeñadamente avanza, si es que se da el caso de haber equivocado el camino”. Pero al capitalismo le parece que eso está muy anticuado, asegura que sí hay un rumbo claro: la riqueza y ¡el consumo! y cuanto más mejor. Ese es el camino que nos lleva a la felicidad.

¿Lleva el consumo a la felicidad? Una persona es realmente feliz cuando se encuentra a gusto tal como está, con lo que tiene, no aspira a cambiar su vida en ningún aspecto. Consume sólo lo que necesita para mantenerse en ese estado. Vamos, una ruina para una economía basada precisamente en el consumo, que necesita fomentar la insatisfacción con lo que tenemos para que consumamos más y más. Lo que vemos es que una sociedad consumista es una sociedad insatisfecha porque siempre aspira a algo más. Y si alguien en un momento dado se encuentra suficientemente satisfecho, la publicidad se lanza sobre él, ponderando todas las maravillas que podría tener y todavía no tiene. El capitalismo no nos quiere satisfechos.

El camino del consumo es un camino equivocado y, como nos dice Séneca, cuanto más empeñadamente avanzamos por él, más nos alejamos de una vida feliz. Hace un siglo Keynes y Russell preveían para nuestros tiempos un porvenir luminoso: <<la humanidad habrá resuelto ya su problema económico>> el problema de cómo <<administrar recursos escasos>>, sencillamente porque ya no serán escasos. Pero ese porvenir no ha llegado. lo que nos encontramos es una sociedad insatisfecha. Aunque la productividad ha aumentado más de lo que se podía imaginar, los recursos, para una gran parte de la humanidad, no sólo son escasos, sino claramente insuficientes, y cientos de millones llegan a padecer hambre. Naturalmente así no se puede ser feliz, y aun a los que disponen de recursos más que suficientes, es la cultura del consumo insaciable la que no les deja disfrutar tranquilamente de esos recursos.

Por otra parte, el principio de hay que competir incansablemente también promueve sociedades tensionadas, en las que aumenta el consumo de ansiolíticos y tranquilizantes. El tráfico de droga parece un negocio imposible de erradicar, porque siempre hay gente dispuesta a colaborar con ese tráfico por una paga sustanciosa, y, sobre todo, hay infinidad de clientes ansiosos del paraíso artificial que produce la droga.

Está claro que necesitamos buscar otro camino a la felicidad, y hoy tenemos nuevas herramientas que nos orientan en nuestra búsqueda. A finales del siglo XX nace la <<Psicología Positiva>>, la cual pretende centrarse en el estudio de los factores que pueden favorecer el bienestar y la felicidad. La psicología clásica atendía a la gente que presentaba una cierta anormalidad mental, los <<normales>> que se las arreglen como puedan. La Psicología Positiva se plantea cómo esos “normales” pueden llevar una vida más plena y feliz. Pues esta psicología considera que un elemento muy importante para conseguir esa vida feliz consiste en poner tus virtudes y talentos al servicio de alguna causa que sientas como más grande que tú mismo.

Antonio Zugasti