Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

27 de enero de 2019

¿QUIÉN RESUCITÓ A JESÚS? Frente a Frente

¿QUIÉN RESUCITÓ A JESÚS? 
Capítulo 17 Frente a Frente

SAN PABLO Y MARÍA MAGDALENA…¡FRENTE A FRENTE!
San Pablo, fariseo hijo de fariseos, no conoció a Jesús. Nunca lo oyó hablar, no sabía nada de él.
María Magdalena, la que sí conoció a Jesús, su compañera, la verdadera fundadora del cristianismo, desprestigiada por una tradición machista.
Son 21 capítulos de debates imaginarios entre Pablo y María Magdalena, cada cual más candente que el otro. Los autores son José Ignacio y María López Vigil, los mismos de UN TAL JESÚS y OTRO DIOS ES POSIBLE.

Hoy les presentamos:

¿QUIÉN RESUCITÓ A JESÚS?


 

Libreto:

PERIODISTA Muy buenas, amigas y amigos de Emisoras Latinas. Los debates siguen. Y siguen calientes. En el anterior, el tema fue la pasión y muerte de Jesucristo y escuchamos de Pablo y de María Magdalena dos versiones diferentes, diríamos contrapuestas, sobre por qué Jesucristo terminó su vida clavado en una cruz… Bienvenido apóstol Pablo y bienvenida María Magdalena...

PABLO Y MARÍA Gracias, gracias...

PERIODISTA Hoy queremos abordar otro tema sobre lo que la tradición, la leyenda o el deseo… dicen que ocurrió tres días después, Tiene la palabra, Pablo…

PABLO Jesucristo resucitó. Es la verdad y no lo dice ni el deseo ni la tradición, lo dicen las evidencias.

PERIODISTA ¿Cuáles?

PABLO La que yo tuve cuando se me reveló Cristo el Señor. Iba yo de Jerusalén a Damasco... Y en el camino, a la hora de sexta, bien me acuerdo, una luz me rodeó, una luz cegadora, una luz celestial...

MARÍA ¿El sol del mediodía?



PABLO ¡Qué sol ni sol! Yo caí del caballo. Caí en tierra. Quedé ciego y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo... Y yo pregunté: ¿Quién eres, Señor? Y él respondió: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

MARÍA Una pregunta, don Pablo... ¿y en qué lengua le habló Jesús?

PABLO En hebreo.

MARÍA ¿En hebreo?... Qué extraño... Jesús siempre habló en arameo.

PABLO Pues... pues a mí me habló en hebreo y me dijo: Saulo, Saulo...

MARÍA Y... ¿usted distinguió su voz?

PABLO Nunca vacilé. Era el Señor resucitado el que me hablaba.

MARÍA Usted me disculpa, don Pablo... ¿Esa voz que usted escuchó hablaba como hablamos nosotros los galileos?

PABLO No sé a qué se refiere...

MARÍA Que los galileos hablamos diferente a los del Sur. Es otro acento... Este tonito, ¿sabe? A Pedro lo descubrieron los criados de Caifás antes de cantar los gallos por este tonito galileo... Entonces... ¿la voz que usted escuchó tenía este tonito?

PABLO ¿Qué está queriendo insinuar, mujer desconfiada?

MARÍA No insinúo nada. Pregunto. Porque Jesús era galileo de la barba a las sandalias.

PERIODISTA Y usted, Pablo, si estaba ciego... ¿cómo tuvo certeza de lo que estaba ocurriendo?

PABLO No tuve ninguna duda ni sombra de vacilación. Era el Señor resucitado que se me aparecía y me elegía. Desde entonces no soy yo quien vivo, Cristo vive en mí.

PERIODISTA ¿Y qué hizo usted después de esa revelación o lo que haya sido?

PABLO Me quedé tres años por allá, por las sinagogas de Arabia, predicando el evangelio del Señor.

MARÍA Pero, ¿cuál evangelio predicaba usted si usted no sabía nada de Jesús?

PABLO En esa aparición me fue revelado todo. El evangelio que yo anuncié no era según los hombres. Pues no lo recibí de ningún hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí directamente por la revelación de Jesucristo.

MARÍA ¡Qué revelación ni qué aparición! Dígame, don Pablo, ¿usted fue a Nazaret alguna vez?

PABLO No.

MARÍA ¿Usted oyó hablar a Jesús alguna vez, usted lo oyó reír? ¿Usted comió alguna vez pescado con él en el lago de Galilea? ¿Qué sabía usted de Jesús?

PABLO Ya le dije que no me interesó conocerlo según la carne, sino según el espíritu.

PERIODISTA Un momento, un momento... La paz sea con ustedes, como dicen en los cultos... Y voy con usted, María Magdalena… Usted cerró el programa anterior diciéndonos que Jesús sigue vivo, así dijo.

MARÍA Sí, lo dije y lo repito. Yo fui la primera en decirlo, y en decir a gritos, que Jesús estaba vivo.

PERIODISTA ¿Usted lo vio?

MARÍA Yo nunca dejé de verlo porque yo nunca dejé de amarlo… Cuando lo apresaron me sentí fracasada, dudé mucho de todo lo que él nos había dicho, tuve mucho miedo, verlo cubierto de sangre, cargando aquella cruz de tormento por las calles… Yo me desesperé… Quise morir con él…

PERIODISTA Es extraño… Usted que conoció a Jesús, dudó… Y Pablo que no lo conoció, no dudó, ¿es así don Pablo?

PABLO Así es, ni un momento dudé que el Señor había sido sacrificado por Dios como víctima propiciatoria para después resucitarlo y elevarlo a lo más alto, triunfador sobre el pecado y la muerte.

MARÍA Suertudo usted, don Pablo, que nunca duda… Nosotras… Aquella tarde, a esa misma hora sexta de la que usted habla, nosotras nos hundimos en un pozo oscuro, un pozo sin fondo, y lloramos ríos de amargura… ¿Cortar aquel dolor, con qué tijeras? Como le digo, queríamos morir…

PERIODISTA ¿Quiénes nosotras?

MARÍA María, su madre, y yo, y Salomé, y Marta, la de Betania… Nosotras, las mujeres… Al llegar el sábado se nos habían secado las lágrimas, pero no aquella agonía. Fueron horas de silencio, de abatimiento… Y en ese silencio, de aquel pozo de angustia y también cólera, no sé bien cómo, pero nació la fuerza… ¿Íbamos nosotras a ser cómplices de aquel crimen, íbamos a dejar morir a Jesús? ¿Nos íbamos a resignar? ¿Íbamos a quedarnos en silencio ante una muerte tan injusta? Y a partir de entonces. ¿Viviríamos como si nada hubiera ocurrido? ¿Cómo aceptar que en esa tumba se acababa todo?

PABLO Mujeres de poca fe…

MARÍA ¿Qué sabe usted, don Pablo, si nunca le dolió aquel dolor? Nosotras sí…Habíamos estado con él desde que comenzó el movimiento, allá en Cafarnaúm… Y ahora… ahora lo veíamos morir sin poder hacer nada…Nosotras lo colocamos sobre la losa, lavamos su cuerpo, lo perfumamos con mirra y áloe, lo envolvimos en un sudario de lino con cuidado, con mucho cuidado… Entonamos los salmos, los lamentos… Fuimos las últimas en verlo muerto… y seríamos las primeras en anunciar que estaba vivo…

PERIODISTA ¿Y qué hicieron ustedes, las mujeres?

MARÍA Como ya había pasado el descanso del gran sábado de la Pascua, ya podíamos salir y volver al sepulcro… Salimos de mañana antes de que saliera el sol. Llegamos al sepulcro, corrimos la piedra, entró María, su madre, y yo a su lado... Allí estaba Jesús, muerto… Su madre le acarició el pelo, le agarró la cabeza… Con mucha fuerza… Como si pujara para traerlo de nuevo a la vida... En las bodas de Caná fue ella la que le pidió a su hijo que hiciera algo para que no se terminara el vino y continuara la alegría de la fiesta… Ahora era su hijo el que le pedía a ella: “Haz algo, madre, no te quedes callada, habla, di que valió la pena, que todo no termina aquí, dilo, madre, y haz que te oigan…”

PERIODISTA Siento en sus palabras, María Magdalena, una gran emoción al relatarnos esto... Y disculpe que insista, pero… cuando ustedes decían que Jesús estaba vivo, ¿estaba realmente vivo?

MARÍA Sí, estaba vivo en nosotras. Y esa buena noticia les dio valor a aquellos hombres temerosos, llenos también de dudas, que se sentían fracasados.

PERIODISTA ¿Y les creyeron a ustedes?

MARÍA Primero dijeron que estábamos locas, yo la más loca de todas… Y Tomás, el peor de todos, el más receloso… Pedro y Juan creyeron los primeros… Querían tanto a Jesús… Y como desde niños todos habíamos escuchado en la sinagoga la historia de la madre de los hermanos Macabeos, la que no se resignó a la muerte de sus hijos…

PERIODISTA ¿Qué historia fue ésa?

MARÍA Una historia de mucho tiempo atrás, una historia de muerte y resurrección…

HOMBRE ¡Los griegos han invadido nuestras tierras!

MUJER ¡Los enfrentaremos! ¡Resistiremos!

HOMBRE ¡Dios está con nosotros! ¡Resucitaremos, madre, aunque nos cueste la vida!

MADRE MACABEOS Vi caer a mis siete hijos… Pero a los siete los levantaré de la muerte. Ellos siguen vivos porque fueron hombres justos matados por hombres injustos… Ellos no están muertos porque dieron la vida por el pueblo.

PERIODISTA Tenemos una llamada nada menos que desde Israel… ¿Con quién hablamos?

LESLEY Habla Lesley Hazleton, hoy estoy aquí en Jerusalén, corazón de esa historia…

PERIODISTA Para información de nuestra audiencia, Lesley Hazleton es sicóloga y periodista, autora de una excelente aproximación biográfica a María, la madre de Jesús… ¿Qué nos dice hoy, doña Lesley?

LESLEY Los he estado escuchando y quería respaldar el relato de María Magdalena. Es una confesión de fe. Y bien claro ha dejado ella que esa fe nació de las dudas. Y del amor. Yo creo que siempre es de ahí de donde nace la fe, al igual que de las certezas nace la arrogancia.

PABLO ¿Se refiere usted a mis certezas, señora…?

LESLEY No, Pablo. Me refiero a María Magdalena y a aquellas mujeres. El cristianismo, como ya dije en un programa anterior, comienza con ellas.

PABLO Comienza con el Resucitado porque si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe. Eso enseñé a los gentiles. Eso sostengo.

LESLEY Pues ellas sostuvieron su fe en las dudas. Fue el amor maternal de María, el amor apasionado de María Magdalena, lo que transformó aquel final en un principio.

MARÍA Y fue el principio, sí, claro que lo fue. La cosa había empezado en Galilea y ahora seguiría en Jerusalén… Jesús seguiría vivo en la comunidad, hasta hacer realidad el Reino de Dios.

PERIODISTA Supongo que esa “cosa” son los comienzos de la iglesia. Pero de eso hablaremos en el próximo programa… Estoy extrañado, esta vez no hemos tenido llamadas de protesta… Tal vez lo que hemos escuchado nos llena también de dudas… ¿Qué piensan ustedes? ¿Cómo se han imaginado la resurrección de Jesús? ¿Cómo en las películas o de otra manera? ¡Hasta la próxima! Nos encuentran en la web y en las redes sociales: www.emisoraslatinas.net Y recuerden: quien tiene preguntas, piensa; quien sólo tiene respuestas, obedece. Estuvo con ustedes, Juan Luis.