Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

5 de julio de 2020

Memoria Histórica de Guatemala

GUATEMALA: EMBOSCADA AL CUARTEL, OFENSIVA DE LA MEMORIA 2020, FOTOREPORTAJE
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OFENSIVA DE LA MEMORIA 2020: LA COMUNIDAD ES EL CAMINO

En junio del año 2004, el gobierno de Óscar Berger, decidió suspender temporalmente el desfile militar realizado todos los 30 de junio en las calles del centro histórico de la ciudad de Guatemala, en conmemoración de la creación del Ejército de Guatemala allá por 1821.


En su lugar anunció la realización de ceremonias de ascenso de oficiales en la Brigada más importante del país, sede de la inteligencia militar y de las unidades tácticas que durante la guerra fueron destacadas a los teatros de operaciones, donde cometieron actos genocidas contra población civil no combatiente entre 1980 y 1983.


Nuestra organización, HIJOS Guatemala, llevaba ya cuatro años accionando en el mismo centro histórico de Guatemala, para detener el desfile de forma definitiva, en exigencia del esclarecimiento de la desaparición forzada de más de 45.000 personas y de juicio y castigo a los responsables.


Las acciones para llevar nuestras exigencias al lugar donde se llevarían a cabo los actos del 30 de junio del 2004, fueron discutidas en reunión unos días antes y un equipo reducido de compañeros fue el responsable de hacer reconocimiento, indagar y definir la mejor forma de ingresar a la Brigada Militar Mariscal Zabala.


Resulta que la Brigada hasta ese momento tenía un paso controlado de peatones entre la zona 17 y la zona 5 de la ciudad, lo que permitía atravesarla previa autorización militar sin mayor rigurosidad.
Así se hizo y el 30 de junio, se contrató un flete para llevar a más o menos 25 personas, del centro comercial Metro Norte en la zona 17 a la Zona 5.



Al llegar a la garita de ingreso uno de los compañeros indicó a la Policía Militar que nuestro grupo se dirigía a visitar un río que está en zona 5, y después de tomar los datos del conductor, nos fue permitido ingresar.




El carro fue detenido abruptamente cuando encontramos la ceremonia de ascenso indicada. Recuerdo que nos detuvimos entre una tanqueta militar y una plaza seguramente bautizada con el nombre de algún “héroe de guerra”, orgullo de un ejército que invadió su propio territorio masacrando niños y niñas.


Descargamos las mantas pintadas con rostros de nuestros familiares, banderas rojas, megáfono y unos cráneos gigantes que habíamos elaborado en el año 2000 para boicotear el desfile.


Inmediatamente iniciamos un mitin en territorio militar.




La reacción de los oficiales y tropa evidenció la sorpresa de la acción.


Estábamos en la emblemática Brigada Mariscal Zabala, una decena de oficiales debidamente formados para su ascenso quedó inmóvil, mientras nosotros colocamos las mantas, y gritábamos los nombres de nuestros familiares desaparecidos, los nombres de comunidades arrasadas y colocamos fotos de sus rostros y las calaveras gigantes a los pies de los militares.

El equipo de compañeros que hoy rememora aquella acción nos seguía con sus cámaras, como lo hizo por muchos años en las jornadas de lucha guatemalteca.

En el revuelo de la acción oficiales superiores se dedicaron a filmarnos, a señalarnos y amenazarnos con el dedo pasado por el cuello.

Seguramente quisieron estar en aquellos años aciagos de la guerra, para amordazarnos, golpearnos, torturarnos y desaparecernos.


Uno de esos oficiales sólo atinó a levantar los cráneos con sus propias manos y caminar lentamente frente a los presentes para tirarlos en algún lugar, una imagen que quedó para siempre en nuestra memoria.

Un Grupo de veteranos militares inician de una forma amenazante a levantar y destruir las fotografías y los claveles.

Pasaron como 15 minutos, tiempo que decidió la comisión de seguridad nuestra como suficiente y decidimos salir de la Brigada.

Estando afuera, una periodista nos informó que un grupo de veteranos militares haría una caravana en otro sector de la ciudad, en el Hipódromo del Norte. Con la adrenalina en el cuerpo decidimos llevar nuestra memoria y nuestras exigencias hasta ellos también.

La Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (AVEMILGUA) aglutina a ex altos oficiales, destacados durante la guerra al mando de Unidades Tácticas en las “áreas de combate” ; fueron ellos los mandos directos de las tropas que cometieron miles de violaciones sexuales, desapariciones, torturas, mutilamientos y masacres arrasando aldeas completas. Por supuesto que habría mucho que gritarles ese día.

Llegamos al punto de la caravana, con mantas, banderas y tambores les esperamos, fueron desfilando uno a uno en sus carros, algunos camuflados. Los nombres de nuestros padres, madres, tíos y abuelos se fueron escuchando a una vez más, y una pintura roja arrojada al paso, dejó huellas extensas del paso de los criminales.

La sorpresa solo les trajo a la mente el insulto de la guerra: Comunistas!!!! Guerrilleros!!!

Después de veintitantos años, podíamos enfrentar la amnesia, el silencio y la impunidad de los militares genocidas! en dos pequeños actos se dijo lo acumulado en décadas, nos sentimos eufóricos y volvimos en aquel momento a encontrarnos con la ternura de nuestros viejos.

En nosotros, atravesando nuestros cuerpos, estallando en la garganta, la memoria de nuestros desaparecidos y desaparecidas.

Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.
Texto: HIJOS GUATEMALA
Fotos: Arturo Albizures
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