Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

9 de junio de 2022

El cuento "El niño grande" Capítulo 4

  

Martín Valmaseda

Dibujo digitalizado Andrea Aguilar

CAPITULO 4

Aventura en el mar


Pues sí: desde la patera se vio a lo lejos que se terminaba África, sólo se veía el mar sin tierra.

Alguno de los que ya habían hecho es viaje gritó:"¡Estamos pasando el estrecho de Gibraltaaar!. ¡Allí delante vamos a ver pronto Españaaaa!"

La gente de la barca se puso en pie para ver ese país prometido a donde iban. Pero tuvieron que sentarse enseguida o tirase al suelo, a la cubierta de la barcaza, porque además de la lluvia que iba siendo más fuerte, retumbó un trueno tremendo, la olas del mar se encresparon y la patera se empezó a agitar como un pluma. Algunas olas saltaban dentro de la nave. El motor de la barca poco podía hacer porque allí el mar era el que movía y removía todo hacia uno y otro lado.

Los papás y mamás llamaron a los niños que volvieran junto a ellos. Los pequeños arrastrándose para que no se los llevase el mar se acercaron a sus mayores y se agarraron a ellos. Algunos lloraban, Pascualín no porque se acordó de que él quería ser grande y aguantó la lluvia, los truenos, el oleaje, los golpes que se daban contra las tablas de la barca, que ahora con la tempestad parecía una barquita pequeña a punto de hundirse.

La verdad era que el movimiento de las olas había empujado la barca hacia el norte, hacia las costas de un país que... ¡ sí, si! Aquello debía de ser España, el país a donde soñaban con llegar.


Pero tan cerca y tan lejos, porque no podían desembarcar. Estaban como a 50 metros de una orilla con peñascos altos y algunas rocas más cercanas al agua. La patera empezó a golpearse contra esas rocas. Luego venía otra ola y se llevaba más lejos la embarcación. Llegaba otro golpe del mar y volvía a chocar el barquito en los pedruscos; sus tablas chocaban crujían y algunas se rompían. Algunos de los viajeros saltaron de la patera a alguna roca cercana ,pero el mar volvía a alejarla de la orilla y a llevársela más lejos. Luego volvía a acercar la navecilla a la costa rocosa. Algunos vecinos que habían visto la peligrosa situación bajaban entre los peñascos para ayudar a los navegantes en peligro. Se vio que era uniformados de la cruz roja o policías.


Poco a poco, a lo largo de toda aquella costa se iba rompiendo la nave y los navegantes iban saltando como podían al agua o entre las rocas,,,,

Después de dos horas de lucha entre el mar, la barca y los navegantes, al llegar a una playa arenosa, encalló la nave destrozada y ya vacía de hombres mujeres y niños que estaban... ¿donde estaban los emigrantes que habían salido con tanta ilusión de Guinea ecuatorial, en buscar de una vida mejor en España?. ¿Donde estaban?.

 


Buena pregunta para terminar este cuarto capítulo y para quede se lo contemos en el capítulo cinco.

 

Hasta la próxima semana.