La fiesta del Corpus
Christi nos sitúa ante algunas incongruencias de nuestra religión. En lugar de
idolatrar y adorar el signo, el sacramento debería simbolizar ese gesto de
partir y repartirse que nos invita a seguir el ejemplo de Jesús. En vez de
fomentar la creencia en un “rito mágico”, la fracción del pan sería ese punto
de encuentro para la comunidad, donde renacen la inspiración y el compromiso.
Las eucaristías dejarían de ser un culto vacío, del que salimos igual que
entramos, para convertirse en alimento que nos hace crecer en amor y unidad. Publicación en Facebook de Fe Adulta
Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda
