Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

16 de julio de 2025

LA IGLESIA CATÓLICA ALZA LA VOZ E INCOMODA A LA MINERÍA

Obispos de América Latina y el Caribe presentarán el 17 de julio un documento acerca de los Impactos de la Minería, reafirmando el compromiso de la Iglesia con la justicia social, la protección ecológica y los derechos humanos frente a los conflictos socioambientales.


La iglesia católica alza su voz ante los abusos de la minería, pidiendo medidas urgentes y toma de conciencia

Orientaciones Pastorales sobre los Impactos de la Minería

La Iglesia Católica acaba de dar un paso inédito en su compromiso con la justicia ambiental: el lanzamiento oficial de una guía pastoral que interpela con fuerza el modelo extractivo minero en América Latina.

El documento, llamado “Orientaciones Pastorales sobre los Impactos de la Minería”, va a presentarse el 17 de julio en Panamá por más de 20 obispos del continente y representa la consolidación de una postura clara y directa frente al avance de la minería que, en muchos territorios, ha sido sinónimo de devastación ecológica, despojo territorial y conflicto social.

Esta iniciativa no es aislada ni coyuntural: es el resultado de un proceso de escucha comunitaria, teológica y pastoral que comenzó hace más de diez años, impulsado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, y la Red Iglesias y Minería.

En conjunto, estas instituciones buscan marcar una línea de acción concreta ante un fenómeno que, aunque genera divisas y empleos, también deja un reguero de agua contaminada, territorios fracturados y comunidades silenciadas.

Minería bajo sospecha: violencia, extractivismo y desplazamiento

 La minería en muchos países de LATAM está dañando el ecosistema y generando una forma de esclavitud en los pueblos originarios

El documento parte de un diagnóstico crudo: en numerosos países de América Latina, la minería opera sin controles reales, vulnerando derechos humanos, desestructurando economías locales e incluso convirtiéndose en catalizadora de conflictos. Lejos de ser una actividad neutra, la minería aparece como parte de un modelo económico extractivista que prioriza la ganancia a corto plazo sobre la vida, la biodiversidad y la justicia intergeneracional.

Desde esta perspectiva, las orientaciones pastorales no se limitan a una advertencia moral; son una hoja de ruta para actuar ante el deterioro socioambiental. La guía propone que la actividad minera sea reducida, regulada y verdaderamente necesaria, un concepto que choca con el actual paradigma de extracción ilimitada, donde las empresas, muchas veces extranjeras, operan con ventajas fiscales, impunidad ambiental y complicidad política.

La trampa de la “transición energética” y las nuevas zonas de sacrificio

Uno de los capítulos más audaces del texto apunta contra una narrativa dominante en el discurso global: la idea de que la minería es indispensable para alcanzar una transición energética verde. Si bien la electrificación de las matrices energéticas es crucial, la Iglesia advierte que no puede justificarse una nueva oleada extractiva que perpetúe el sufrimiento en territorios vulnerables.

El documento recuerda que detrás del litio, el cobre o el níquel hay ecosistemas frágiles, pueblos originarios, fuentes de agua únicas y culturas milenarias que tienen que preservarse. 

En zonas de LATAM hay una resistencia al abuso de las concesiones otorgadas a mineras, y el no respeto a lugares sagrados de los pueblos originarios

Así, se introduce el concepto de “zonas de sacrificio”, regiones enteras que son ofrecidas como «tributo al progreso global», pero que nunca ven reflejado ese desarrollo en forma de hospitales, escuelas o acceso digno al agua. La crítica es clara: si la transición energética no se hace con ética y justicia, corre el riesgo de ser una nueva versión del colonialismo, pintado de verde.

Espiritualidad, resistencia y acompañamiento

En un continente marcado por la fe y la religiosidad popular, la minería también ha impactado en lo espiritual. Muchos pueblos ven sus cerros sagrados dinamitados, sus ríos consagrados convertidos en canales de relaves, y sus rituales ancestrales despreciados por el lenguaje técnico de los informes de impacto ambiental.

La Iglesia, reivindica el valor de una ecología integral, que no disocia lo ambiental de lo humano, ni lo científico de lo espiritual.

El documento propone un fuerte compromiso pastoral para acompañar a las comunidades afectadas, no sólo en lo material, sino en lo simbólico y espiritual. Llama a los obispos y parroquias a formarse en temas ambientales, a actuar como mediadores en los conflictos y a levantar la voz frente a la criminalización de defensores del territorio. La Iglesia no quiere ser neutral: quiere ser profética.

Por Sergio Álvarez
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