Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

3 de octubre de 2020

Palabras a Voleo

     PALABRAS A VOLEO 

Esta  vez  vamos  a lanzar  a voleo  una  palabra  bastante  común  en  el  lenguaje.  pero  mucho  menos  en la  realidad.

Se trata de la  palabra  

HACER

Especialmente en  estos tiempos  en    que  hay  muchas  cosas  que  no podemos hacer  porque no  nos  dejan las  circunstancias.    Ya  saben  a  qué nos  referimos.    Escribo esto  en  tiempos  del  coronavirus  cuando  solamente  podemos  hacer muchas  cosas de  modo,   de  modo,  de  modo…pues seguro que  todos ustedes  responderá a  coro:  ¡de modo  virtuaaal! Hasta las virtudes  tenemos que  hacerlas virtualmente  o al menos  con mascarilla.

Nos estamos  haciendo demasiado  virtuosos,  o  virtuales  que no debe  de  ser  lo  mismo. Voy a  mirar  en  el  buscador  qué  es eso  de virtual,  a ver…

adj. Que tiene virtud para producir un efecto, aunque  no lo produce de presente, frecuentemente en oposición a efectivo o real.

O sea  que  una  persona  que  en vez de virtuosa  es  virtual  puede tener virtudes  pero no las  tiene.  Ahora me  explico por  qué  muchos, por  ejemplo  cristianos ( o de  cualquier otra   religión  viven  una  fe  virtual,  virtualísima,  pero  de  virtudes  nada.  Cuando a  uno  que  va  a misa (virtual)  le  preguntamos “ ¿y  usted  por qué  no ayuda a  los pobres  que  estos  días, (o siempre)   pasan hambre?” nos puede contestar :” Sí les  ayudo,  pero  virtualmente”.


Y  a  otro le pregunto: “¿está   usted  enfadado  con su  vecino o  su  esposa,  no  le  habla?”   Pero  me contesta:   “ yo  tengo gran  amistad  con el, con  ella.  Lo  que  pasa  es  que  les  quiero  virtualmente.”

Saliéndonos de la religión  que  es muy  fastidiosa  con  sus  exigencias,  en mi  experiencia personal  me  sucede  eso sí  con  las reuniones y  asambleas virtuales. Me  mandan  la  contraseña  y  los  datos  para participar en  la  reunión,  pero ¡caramba!,  me  pongo a  teclear, a buscar... y  cuando consigo  entrar  ya  está  terminando. Participo virtualmente, O sea  haciéndome  líos, pero no  me  entero  de  nada.  Es  la  tragedia  de estos tiempos.  Tenían  que haber dado unos  cursos  de  virtualidad  antes de  que  hubieran  dado  la señal de salida  del virus.

Pero  lo  grave,  volviendo a  eso  de las virtudes  es que  parece  que  mucho   tiempo antes  del corona,   muchos  de  los  que  nos  llamamos creyentes, muchos  años  antes  ya  estábamos  marcados  por una  fe  virtual.  Teníamos una fe, esperanza y caridad,  sobre  todo  caridad,  solamente  virtuales  y la  virtud se nos quedaba  encogida.  No hacíamos  nada   por  el prójimo, solo  cositas virtuales.    Nuestra  vida  cristiana  se apoya  en  conocer,  celebrar  y hacer,… Conocíamos  los  mandamientos, sabíamos (algo)  de  quién  era  Jesús,  celebrábamos como  rutinas  virtuales  los sacramentos… pero  hacer… ¡huy  hacer!  El  susodicho  Jesús  ya lo  dijo.:  “ustedes  dicen  pero  no  hacen.”

Los teólogos y sociólogos nos dicen  que cuando  pase  este  tiempo  del virus  tendremos una normalidad  diferente.

Tengo  la  ilusión de  que  será  la normalidad  del  HACER.  La  de  ser consecuentes  entre lo  que  decimos que  creemos  y lo  que  hacemos   ¿será eso?   entonces

ABAJO  LA  VIRTUALIDAD  Y

 ¡¡ VIVA  LA  VIRTUD  QUE  SE HACE!!


Martín Valmaseda