Dije al almendro....
Dije al almendro: ¡
háblame de Dios !
Y el almendro floreció.
Dije al pobre: ¡
háblame de Dios !
Y el pobre me ofreció
su capa.
Dije al sueño : ¡  háblame de 
Dios  !
Y el sueño se hizo
realidad. 
Dije a la casa :  ¡ háblame de Dios  !
Y se abrió la puerta. 
Dije a un niño: ¡ háblame
de Dios  !
Y el niño me lo pidió a
mí.
Dije a un campesino:
¡ háblame de Dios  !
Y el campesino me
enseñó a labrar.
Dije a la naturaleza:
¡ háblame de Dios !
Y la naturaleza se
cubrió de   
hermosura. 
Dije al amigo: ¡
háblame de Dios  !
Y el amigo me enseñó
amar .
Dije a un pequeño: ¡
háblame de Dios  !
Y el pequeño se sonrió.
Dije al ruiseñor: ¡
háblame de Dios  !
Y el ruiseñor se puso a
cantar. 
Dije a un guerrero: ¡
háblame de Dios  !
Y el guerrero dejó sus
armas. 
Dije al dolor : ¡ háblame
de Dios  !
Y el dolor se
transformó
en agradecimiento.
Dije a la fuente: ¡
háblame de Dios  !
Y el agua brotó.
Dije a mi madre: ¡
háblame de Dios  !
Y mi madre me dió un
beso en la frente. 
Dije a la mano ¡háblame
de Dios  !
Y la mano se convirtió
en servicio. 
Dije al enemigo:
¡háblame de Dios  !
Y el enemigo me tendió
la mano 
Dije nuevamente a un
pobre: ¡ háblame de Dios  !
Y el pobre me acogió.
Dije a la gente ¡
háblame de Dios  !
Y la gente se amaba.
Dije a la Biblia: ¡
háblame de Dios  !
Y la Biblia se ahogó de
tanto amar. 
Dije a la voz  ¡háblame de Dios!
Y la voz no encontró palabras.
Dije a Jesús: ¡ háblame
de Dios  !
Y Jesús rezó el
"" PADRENUESTRO ""
Dije, temeroso al sol
poniente:
¡háblame de Dios!
Y el sol se ocultó sin
decir nada. 
Pero al día
siguiente,  al amanecer, cuando abría la
ventana, me volvió a sonreír. 
PALABRAS PARA EL
SILENCIO
Colaboración de Juan García de Paredes.
 


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