Banderas negras con la
palabra “regreso” inscrita y manifestantes sosteniendo grandes llaves de
cartón. Los palestinos conmemoran los 77 años de la Nakba.
"Esta llave es lo
que nos dejaron nuestros padres. Les prometimos que llevaríamos esta llave y la
guardaríamos hasta que volviéramos a nuestros hogares con ella. Es un símbolo
del legado de nuestros padres", explica Khairy Hanoun, activista
palestino, a AFP en Ramala, Cisjordania ocupada, durante una manifestación.
En 1948, con la
creación oficial del Estado de Israel, se produjo la 'gran catástrofe', que los
palestinos llaman Nakba.
Más de 750.000
palestinos fueron expulsados de sus hogares, en medio de masacres por parte de
grupos armados israelíes. Muchas ciudades árabes se volvieron parte del Estado
de Israel y los palestinos que lograron quedarse se convirtieron en ciudadanos
árabes-israelíes.
En un año y medio,
alrededor de 15.000 palestinos fueron asesinados y unos 500 pueblos fueron
destruidos. Los desplazados huyeron hacia lo que ahora es la Cisjordania
ocupada, la Franja de Gaza, Líbano o Jordania, entre otros.
Tras estos 77 años,
estudiantes israelíes árabes y activistas israelíes de izquierda se reunieron
el miércoles afuera del campus de la universidad de Tel Aviv.
“Soy palestina,
recuerdo mi dolor, no lo olvidaré”, dijo Solafa Makhoul, estudiante de arte
dramático en esta universidad.
¿Qué significa Nakba?
El concepto de Nakba viene de un ensayo de Constantin Zureiq, intelectual sirio, quien escribió en 1948 'Ma’an Al Nakba' o 'El significado de la catástrofe':
"La derrota de los
árabes en Palestina no es una calamidad pasajera o una mera crisis, sino una
catástrofe (Nakba) en todos los sentidos de la palabra, la peor que les ha
ocurrido a los árabes en su larga y dramática historia”.
Pero la catástrofe va
más allá del desplazamiento de los palestinos en 1948, también representa un
proceso y la opresión general que ha sufrido el pueblo palestino y que ha
empeorado desde el 7 de octubre de 2023, con la mortífera guerra de Israel
contra Hamás en Gaza.
"77 años de
sufrimiento y seguimos sufriendo, nuestra prioridad ahora es detener el
genocidio, detener a los colonos agresores, detener la agresión contra nuestro
pueblo en la Franja de Gaza”, dijo Arafat Abu Rass a AFP en Ramala.
"La Nakba es lo
que está ocurriendo ahora”
Para el pueblo
palestino, la guerra actual en la Franja de Gaza, que muchos consideran como un
genocidio, es la verdadera tragedia.
En el enclave, el
número de personas que han fallecido desde el inicio de las operaciones
militares israelíes se acerca a 53.000. La gran mayoría de los habitantes del
territorio ha sido desplazada varias veces y la situación humanitaria es
catastrófica, ya que Israel bloquea desde hace más de dos meses la entrada de
ayuda humanitaria.
"La Nakba es lo
que está ocurriendo ahora. Nuestra Nakba comenzó el 7 de octubre de 2023. Esta
es la verdadera Nakba, la que ha devastado al pueblo palestino y nos ha hecho
retroceder 70 años. Antes vivíamos mejor que ahora. Hoy, la gente tiene hambre
y no hay harina", dice a AFP Saeed Najm, residente en Gaza.
En Khan Younis, en el
sur del enclave palestino, Badriyeh Mohareb, recuerda la huida con su familia
de Jaffa, su ciudad natal, hoy parte de Israel, para establecerse en Rafah, en
la Franja de Gaza. Comparó la situación a la guerra actual.
"Cuando dejamos el
país y vinimos a Gaza, encontramos mucha comida y bebida, todo estaba a nuestra
disposición, plantábamos trigo y cebada, molíamos y comíamos”, rememora Mohared
a Reuters.
Para esta palestina de
88 años, nada es peor que la guerra y la catástrofe que viven hoy.
"Durante todas las
guerras que hubo, no ocurrió nada parecido a lo que ha ocurrido durante esta
guerra. Esta guerra ha sido agotadora, destruyeron mi casa, no me dejaron
nada”, cuenta Mohared.
El miedo a un mayor
desplazamiento
Tanto en Gaza como en
Cisjordania ocupada, los palestinos temen los desplazamientos y la expulsión de
sus tierras. Desde el 7 de octubre de 2023, los ataques de colonos a pueblos
palestinos en Cisjordania ocupada se han disparado. Además, se multiplican los
asentamientos israelíes.
Por otra parte, varios
campos de refugiados, como Telkarem o Jenin, han sido prácticamente vaciados de
sus habitantes durante violentas redadas del Ejército israelí. Estos campos son
justamente los que acogen a desplazados de la Nakba de 1948.
Según la ONU, más de 38.000 personas tuvieron que huir de sus casas debido a las órdenes de evacuación, la violencia y las demoliciones en Cisjordania ocupada en las primeras semanas de 2025.
Una familia desplazada
en las calles de la ciudad de Gaza el 1 de mayo de 2025. © Omar al-Qattaa, AFP
Y, en la Franja de
Gaza, además de los ataques mortíferos contra civiles y del carácter
inhabitable del enclave, el Gabinete de seguridad de Benjamin Netanayhu aprobó
un plan de ocupación que prometió llevar a cabo en los próximos días.
Israel, que ya ocupa
alrededor de un tercio del enclave, podría tomar la casi totalidad del
territorio y, posiblemente, de forma permanente. Además, se prevé el
desplazamiento de los gazatíes al sur de la Franja o a terceros países, aunque
Jordania y Egipto, entre otros, se niegan a acoger a palestinos.
Quedarse en Gaza, una
forma de resistir
En medio de la
catástrofe, de las catástrofes, los palestinos siguen recordando la Nakba y
esperan, si no es regresar a las tierras de sus antepasados, al menos vivir en
paz.
Rami Abou Jamous,
periodista palestino que vive en la ciudad de Gaza con su familia, que colabora
a menudo con France 24 y escribe una crónica semanal en el medio francófono
'L’Orient XXI', en la última, explica:
“Nací en Líbano. Mis
padres vivieron la Nakba. Mis abuelos maternos se fueron al Líbano, mis abuelos
paternos a Jordania. (…) Durante mucho tiempo, cuando vivía en la diáspora,
soñé con el día en que regresaría a Palestina. Hasta que los Acuerdos de Oslo
me permitieron regresar. Por eso no quiero irme”.
Rami Abou Jamous vivió
dos años en Francia. Desde el primer día de la guerra en Gaza, el consulado francés
le propuso salir del enclave y ser acogido en Francia con su familia, pero Rami
siempre se negó.
“No es un suicidio. No
quiero morir, ni quiero que muera mi familia. Me opongo a la resistencia
armada, aunque sea nuestro derecho (…) Pero para mí, mi forma de resistir es
quedarme en Palestina”, explica Rami, antes de concluir:
“No quiero que mis
amigos, a los que aprecio mucho, se sientan ofendidos por mi decisión de
quedarme en Gaza. Es una decisión difícil, de vida o muerte. Pero a veces la
dignidad vale mucho más que la vida”.