Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

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17 de septiembre de 2025

EVANGELIO DOMINGO 21 DE SEPTIEMBRE Lc 16,1-13. REFLEXIONES DE A. PAGOLA

 

Jesús decía a sus discípulos:

“Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.

Lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto’.

El administrador pensó entonces: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.

¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!’.

Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’.

‘Veinte barriles de aceite’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez’.

Después preguntó a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. ‘Cuatrocientos quintales de trigo’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y anota trescientos’.

Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.”

Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.

Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?

Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?

Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero”.

COMPROMISO IMPOSIBLE

El mensaje de Jesús obliga a un replanteamiento total de la vida; quien escucha el Evangelio intuye que se le invita a comprender, de manera radicalmente nueva, el sentido último de todo y la orientación decisiva de su conducta.

Es difícil permanecer indiferente ante la palabra de Jesús, al menos si uno sigue creyendo en la posibilidad de ser más humano cada día. Es difícil no sentir inquietud y hasta cierto malestar al escuchar palabras como las que hoy nos recuerda el texto evangélico: «No podéis servir a Dios y al Dinero».

Es imposible ser fiel a un Dios que es Padre de todos y vivir al mismo tiempo esclavo del dinero y del propio interés. Solo hay una manera de vivir como «hijo» de Dios, y es vivir como «hermano» de los demás. El que vive solo al servicio de sus dineros e intereses no puede ocuparse de sus hermanos, y no puede, por tanto, ser hijo fiel de Dios.

El que toma en serio a Jesús sabe que no puede organizar su vida desde el proyecto egoísta de poseer siempre más y más. A quien vive dominado por el interés económico, aunque viva una vida piadosa y recta, le falta algo esencial para ser cristiano: romper la servidumbre del «poseer» que le quita libertad para escuchar y responder mejor a las necesidades de los pobres.

No tiene otra alternativa. Y no puede engañarse, creyéndose «pobre de espíritu» en lo íntimo de su corazón, pues quien tiene alma de pobre no sigue disfrutando tranquilamente de sus bienes mientras junto a él hay necesitados hasta de lo más elemental.

Tampoco podemos engañarnos pensando que «los ricos» siempre son los otros. La crisis económica, que está dejando en paro a tantos hombres y mujeres, nos obliga a revisar nuestros presupuestos, para ver si no hemos de reducirlos para ayudar a quienes han quedado sin trabajo. Sería un buen test para descubrir si servimos a Dios o a nuestro dinero.

J. Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.