"Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no sólo para llorar.
Haz que sepa adivinar
entre las sombras la
luz,
que nunca me ciegue el
mal
ni olvide que existes Tú.
Que, cuando llegue el
dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el
amor,
ni se me nuble la paz.
Sostén ahora mi fe,
pues, cuando llegue a
tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto
cesará."
Colaboración de Juan García de Paredes.