Lc 16,1-13
Servir
a un dios externo soberano y poderoso, que puede premiarme o castigarme es
idolatría y, en el fondo, egoísmo. Hoy podemos decir que no debemos servir a
ningún “dios”. Al verdadero Dios solo se le puede servir, sirviendo al ser
humano.
“Ganaos amigos con el dinero injusto”. Es una invitación a poner todo lo que tenemos al servicio de lo que vale de veras. Utilizamos con sabiduría el dinero cuando lo compartimos con el que pasa necesidad. Lo empleamos sagazmente, pero en contra nuestra, cuando acumulamos riquezas a costa de los demás.
Fray Marcos