Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

30 de julio de 2025

EL EVANGELIO DEL DOMINGO 3 - Agosto -2025 Reflexiones de Antonio Pagola

 NECEDAD

En aquel tiempo dijo uno del público a Jesús:

—Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.

Él le contestó:

—Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre todos?

Y dijo a la gente:

—Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.

Y les propuso una parábola:

—Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».

Y se dijo: «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: “Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date una buena vida”». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios (Lucas 12,13-21).


NECEDAD

Jesús conoció en Galilea una grave crisis socio-económica. Mientras en Séforis y Tiberíades crecía la riqueza, en las aldeas aumentaba el hambre y la miseria. Los campesinos se quedaban sin tierras, y los terratenientes construían silos y graneros cada vez más grandes y hermosos. ¿Qué piensa Jesús de esta situación?

Habló con toda claridad en una pequeña parábola. Un rico terrateniente se vio sorprendido por una cosecha que superaba todas sus expectativas. Ante el inesperado problema solo se pregunta una cosa: ¿qué haré? Lo mismo se preguntan los campesinos pobres que escuchan a Jesús: ¿qué hará?, ¿se acordará de los que viven con hambre?

Pronto toma el rico una decisión de hombre poderoso: no construirá un granero más. Los destruirá todos y construirá otros nuevos y más grandes. Solo él disfrutará de aquella inesperada cosecha: “Túmbate, come, bebe y date una buena vida”. Es lo más inteligente. Los pobres no piensan así: ese hombre es cruel e inhumano: ¿no sabe que acaparando para sí toda la cosecha está privando a otros de lo que necesitan para vivir?

De forma inesperada interviene Dios. Aquel rico morirá esa noche sin disfrutar de sus bienes. Por eso Dios lo llama “necio” y le hace una pregunta: «Lo que has acumulado, ¿de quién será?». Los pobres no tienen duda alguna: esas cosechas que Dios bendice para los campos de Israel, ¿no han de ser también pan que alimente a los más pobres?

La parábola de Jesús desenmascara la realidad. El rico no es un monstruo: hace lo habitual. Los poderosos solo piensan en su bienestar. Siempre es así. Los ricos van acaparando cada vez más bienes y los pobres se van hundiendo cada vez más en la miseria. Son “imbéciles”: destruyen la vida de los pobres y no pueden asegurar la suya.

Esta es la verdad que el Primer Mundo no puede ya ocultar ni disimular: nos creemos sociedades inteligentes, democráticas y progresistas, y solo somos unos “insensatos” crueles e inhumanos que viven de la miseria de millones de seres humanos, de la que en buena parte somos responsables por nuestra injusticia o nuestra indiferencia.


BASTA YA DE TANTA INSENSATEZ

El rico no se da cuenta de que vive encerrado en si mismo, prisionero de una lógica que lo deshumaniza, vaciándolo de toda dignidad. Solo vive para acumular, almacenar y aumentar su bienestar material.

Agranda sus graneros, pero no sabe ensanchar el horizonte de su vida. Acrecienta su riqueza, pero se empobrece a sí mismo. Acumula bienes, pero no conoce la amistad, el amor generoso, la alegría o la solidaridad. No sabe dar ni compartir, solo acaparar. ¿Qué hay de humano en esta vida? La crisis económica que estamos sufriendo es una <<crisis de ambición>>

Esta crisis no es una más. Es un <<signo de los tiempos>> que hemos de leer a la luz del Evangelio. No es difícil escuchar la voz de Dios en el fondo de nuestra conciencia: << Basta ya de tanta insensatez y tanta insolidaridad cruel>>. Nunca superaremos nuestras crisis económicas sin luchar por un cambio profundo de nuestro estilo de vida: hemos de vivir de manera más austera; hemos de compartir más nuestro bienestar.

LUCIDEZ DE JESÚS

De ahí su grito de alerta: << No podéis servir a Dios y al Dinero >> No podemos ser fieles a un Dios Padre que busca justicia, solidaridad y fraternidad para todos, y al mismo tiempo vivir pendientes de nuestros bienes y riquezas.

El dinero puede dar poder, fama, prestigio, seguridad, bienestar…pero en la medida en que esclaviza a la persona, la cierra a Dios Padre, le hace olvidar su condición de hermano y la lleva a romper la solidaridad con los otros. Dios no puede reinar en la vida de quien está dominado por el dinero.

Cuando, al final, Dios se acerca al rico para recoger su vida, se pone de manifiesto que la ha malgastado. Su vida carece de contenido y valor, <<Necio…>>. <<Así es el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios>>


DE MANERA MÁS SANA

Hace tiempo que la sociedad moderna ha institucionalizado el consumo: casi todo se orienta a disfrutar de productos, servicios y experiencias siempre nuevas. La consigna del bienestar es clara: <<Date una buena vida>>. Lo que se nos ofrece a través de la publicidad es juventud, elegancia, seguridad, naturalidad, poder, bienestar, felicidad. La vida la hemos de alimentar en el consumo.

Para acertar en la vida no basta pasarlo bien. El ser humano no es solo un animal hambriento de placer y bienestar, Está hecho también para cultivar el espíritu, conocer la amistad, experimentar el misterio de lo trascendente, agradecer la vida, vivir la solidaridad. Es inútil quejarnos de la sociedad actual. Lo importante es actuar de manera inteligente.

ALGO MÁS QUE UN SISTEMA

Por otra parte, el capitalismo, lejos de promover la solidaridad, favorece la dominación de unos sobre otros y tiende a crear y reforzar la desigualdad.

La defensa egoísta del propio bienestar, el consumo indiscriminado y sin límites, el olvido sistemático de los más afectados por la crisis, son signos de una posición <<capitalista>>, por muchas pretensiones de <<socialismo>> que puedan salir de nuestros labios.

<<El hombre occidental se ha hecho materialista hasta en su pensamiento, en una sobrevaloración enfermiza del dinero y la propiedad, del poder y la riqueza>>(Ph.Bosmans).

La ambición y la obsesión del bienestar son drogas aprobadas socialmente.

Es nuestro gran error. Lo ha gritado Jesús de manera rotunda. Es una necedad vivir teniendo como único horizonte <<unos graneros donde poder seguir almacenando cosechas>>.

Es signo de nuestra pobreza interior. Aunque no nos lo creamos, el dinero nos está empobreciendo. Vivir acumulando puede ser el fin de todo goce humano, la ruina de todo verdadero amor. 


JOSÉ  ANTONIO  PAGOLA

Colaboración de Juan García de Paredes.