Cádiz 8 de Octubre de 2025.
Comenzamos nuestro Círculo de Silencio como terminamos
el de septiembre: recordando el conflicto en Gaza, un exterminio humano que
está sufriendo el pueblo Palestino a manos de Israel que no para, pese a que,
en la última
Asamblea General de la ONU, celebrada en septiembre de 2025, más de 150
países condenaran las acciones de Israel en Gaza, calificándolas de
genocidio y exigiendo el fin inmediato de la violencia y el respeto al derecho
internacional humanitario.
Nuestros Círculos de Silencio en
favor de las personas migrantes y refugiadas están estrechamente ligados a la
situación por la que están atravesando los palestinos, pues también ellos
sufren una migración interna y forzada que les condena a deambular de un sitio
para otro en su propio país, a capricho de sus verdugos, con el añadido de las
bombas, la hambruna y las enfermedades.
Y en medio de tanta tragedia, la
gente de a pie, sin mediaciones políticas y de manera espontánea se moviliza y
se manifiestan para gritar que nos sigue quedando humanidad al ver tanta
atrocidad. Es de las poquitas cosas que podemos hacer. Ojalá esto acabe
pronto ¡¡¡.
También nos queda por hablar de
lo que acontece con las personas migrantes, recalcando por enésima vez las
bondades reales de las migraciones, seguimos contradiciendo bulos y machacando
la idea de que una sociedad con una migración controlada es una riqueza para el
país de acogida.
En un mundo cada vez más interconectado, la movilidad
humana se ha convertido en una realidad constante y necesaria. Las personas
migrantes no solo buscan mejores condiciones de vida, sino que, al hacerlo,
realizan aportaciones fundamentales a las sociedades que les acogen,
enriqueciendo tanto el ámbito económico como el social y cultural.
En España, por ejemplo, las personas inmigrantes representan
aproximadamente un 12% de la población total y contribuyen significativamente a
sectores esenciales. Según datos recientes del Instituto Nacional de
Estadística (INE), los migrantes suponen cerca del 15% de la fuerza laboral
activa en el país, siendo imprescindibles en sectores como la agricultura,
la construcción, los servicios domésticos y la hostelería, áreas clave para la
economía nacional.
Más aún, la migración también impulsa la innovación y el emprendimiento.
Estudios del Ministerio de Trabajo indican que alrededor del 20% de las
empresas nuevas registradas en los últimos años tienen fundadores
extranjeros, lo que refleja una importante capacidad emprendedora que genera
empleo y dinamiza la economía local.
Culturalmente, la diversidad que aportan las personas migrantes enriquece
nuestras comunidades, fomentando el intercambio de saberes, tradiciones y
valores, lo que contribuye a sociedades más abiertas, inclusivas y creativas.
Los migrantes fortalecen la cohesión social y aportan nuevas perspectivas que
ayudan a construir sociedades resilientes y plurales.
A pesar de esta contribución innegable, las personas migrantes a menudo
enfrentan violaciones graves de sus derechos fundamentales. En España, y en
muchos otros países, miles de migrantes sufren condiciones precarias, falta de
acceso a servicios básicos, discriminación, y violencias diversas.
Por ejemplo, en los centros de acogida para menores migrantes no
acompañados (MENA) se han reportado problemas de saturación, insuficiencia de
recursos, y falta de personal cualificado. Según informes de organizaciones
sociales y la Fiscalía, esta situación afecta negativamente el bienestar, la
integración y el desarrollo de estos menores, poniendo en riesgo su derecho a
una infancia digna y segura.