Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

4 de diciembre de 2025

FALLECIMIENTO DE NUESTRO QUERIDO P. MARTIN VALMASEDA

4/12/25


Desde la Conferencia de Religiosos de Guatemala (CONFREGUA), lamentamos profundamente el sensible fallecimiento de Martin Valmaseda, sacerdote Marianista y distinguido poeta español.

El Padre Valmaseda dedico  una parte significativa de su vida y ministerio a la tierra guatemalteca, donde dejó una huella profunda a través de su fe, su servicio pastoral y su obra poética. Su compromiso y cariño por el pueblo de Guatemala serán recordados con gran afecto por multitud de personas que tuvimos la dicha de conocerlo. 

PALABRAS A VOLEO: JOYAS

 MARTÍN VALMASEDA

Las joyas, son los juguetes

con las que juegan niños                                     

en los barrios marginales;

son de cristal o metal

del bonito, del que brilla

y las niñas se lo ponen en el pelo

jugando a que son las reinas

de la calle, 

donde se ven reflejadas

en los charcos.

Como las joyas no valen   

a veces;   

se abandonan en los templos

que son como basureros de pobreza,

recordando

que a Jesús el nazareno

lo clavaron

en una cruz de oro puro,                     

con cuatro clavos de plata,

por haber dicho que era

el rey de la gente pobre

y como  escanio

a ese pan redondito

memoria de Jesucristo

lo  encierran,  bien  custodiado

EVANGELIO DOMINGO 7 DE DICIEMBRE (Mateo 3, 1-12). Reflexiones de J. A. Pagola

 PREPARAR EL CAMINO DEL SEÑOR

Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando:

Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: << Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos>>.

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara les dijo:

Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar de la ira inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones pensando: <<Abrahán es nuestro padre>>, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga (Mateo 3, 1-12).

JESUS

Jesús...


es el pan de vida, que se debe comer;

es el hambriento,

que debe ser sustentado;

es el sediento, que debe ser vestido;

es el sin casa, que debe ser

asistido;

es el hombre solo,

que debe ser amado;

es el despreciado,

que debe ser acogido;

está en el leproso,

a quien se debe lavar las heridas;

está en el mendigo,

VIRTUDES DE MARÍA PARA VIVIR EL ADVIENTO

CREER, ¿ PARA QUE ? CONVERSACIONES CON ALEJADOS.

Dios es amor y solo amor.

A Dios lo único que le interesa somos nosotros. Nos crea solo por amor y buscando nuestro bien.

A Dios le interesa tu vida, tu trabajo, tu libertad, tu salud, tu familia.

Dios busca y quiere una vida digna, dichosa y sana para todos y cada uno de nosotros.

Según Jesús, para Dios lo más importante no es la religión, sino la vida de las personas.

Esto es lo que le llevó a enfrentarse con los dirigentes religiosos del templo.

Para los sacerdotes de Jerusalén y los maestros de la ley, lo más importante es dar gloria a Dios la ley, cumpliendo el sábado y asegurando el culto del templo.

Para Jesús, por el contrario, lo más importante son las personas. Por eso se dedica a curar a los  enfermos, a aliviar el sufrimiento, acoger a los leprosos y marginados, defender a las mujeres, devolver la dignidad las prostitutas, bendecir y abrazar a los más pequeños. Sabía que, para Dios, nada hay más importante que las personas.

Si vas descubriendo poco a poco como es Dios, tu vida cambiará. Sentirás que Dios no te ama buscando su propio interés. Sólo piensa en tu bien.

Incluso cuando te llama a vivir una vida moral digna. No te equivoques. No pienses que Dios quiere fastidiarte. Quiere que vivas lo que es bueno para ti, no lo que te va a hacer daño. Así es Dios.

Libro  Creer,  ¿ para qué  ? Conversaciones con alejados.

Jose Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.

PARA REFLEXIONAR

 

EL TIEMPO LITURGICO DE ADVIENTO EN TIERRA SANTA ...

comenzó con la llegada del Guardián Francesco Ielpo OFM. "No es una espera pasiva, dijo

En un momento en que las heridas de la guerra aún están abiertas, la celebración se convierte en "una declaración de resiliencia, una opción de luz frente a la tentación del desánimo"

Israel concede 12 000 permisos a cristianos de Cisjordania

El Custodio de Tierra Santa, padre Francesco Ielpo OFM, hizo su entrada solemne en Belén para el inicio del Adviento. Fue recibido a su llegada por los frailes de la Custodia de Tierra Santa y escoltado por scouts hasta la Basílica de la Natividad, donde saludó a la comunidad y a las autoridades locales, tanto civiles como religiosas.

En la ceremonia, que tuvo lugar el sábado 29 de noviembre, el Custodio se dirigió a los cristianos locales, a los que destacó cómo este regreso representa una "gran señal de esperanza", recordando que Dios nunca abandona a sus hijos y que el Adviento "no es una espera pasiva, sino una espera confiada, arraigada en la certeza de que Dios sigue acercándose".

Este mensaje, según informa la Custodia de Tierra Santa, "permite a los fieles mirar hacia adelante con confianza, conscientes de la fidelidad de Dios y de su presencia en los momentos más complejos de la vida colectiva".

En un momento en que las heridas de la guerra aún están abiertas, la celebración se convierte en "una declaración de resiliencia, una opción de luz frente a la tentación del desánimo. Belén vuelve así a ser no solo un lugar de memoria cristiana, sino un símbolo vivo: una invitación universal a la esperanza".

El rito continuó con el rezo de las Primeras Vísperas y la procesión hacia la Gruta de la Natividad.

Primer domingo de Adviento

El domingo 30, en la Iglesia de Santa Catalina, el Custodio celebró la misa que marcó el inicio del Adviento. En su homilía, el padre Ielpo recordó la importancia del Adviento para las comunidades cristianas del pasado. En particular, habló de cómo las comunidades cristianas vivían -y aún viven- una paradoja: Cristo ya había venido, lo había dado todo, pero la historia parecía inalterada. La injusticia, la violencia y los miedos persistían. Este es el misterio del "ya y todavía no", la idea de que algo ha comenzado, pero aún no está completo".

LA BIBLIA, LOS POBRES Y GUSTAVO GUTIERREZ

Me encontré con Gustavo Gutiérrez en algunas ocasiones, y, además, mantuvimos una ocasional correspondencia. No es el caso destacarla más que en función de él mismo.

En mis estudios, en la Facultad de Teología, jamás oímos hablar de la teología de la liberación (es bueno señalar que casi toda ella transcurrió durante la dictadura cívico-militar con bendición eclesiástica lo cual aporta comprensibilidad). Sólo Lucio Gera nos habló de la centralidad del Reino de Dios. Debo confesar que en un encuentro con Gera (1990) él nos dijo, “no hay teólogo del que me sienta más cerca que de Gustavo Gutiérrez”; le comenté esto a Gustavo y dijo: “yo digo lo mismo”, e incluso acotó que él sabía que en Puebla, donde Gera fue perito y Gutiérrez tenía la entrada vedada, que Lucio dijo en un momento: “¡Acá falta Gutiérrez!” Fue recién después de cinco años de cura (1987) que, en lo que yo he llamado mi “viaje iniciático” a Bolivia, pude encontrar “otra iglesia”. Escuché hablar (más que de papeles, me refiero) de las Comunidades Eclesiales de Base, de los mártires latinoamericanos y de la teología de la liberación. Esto motivó a que me fuera adentrando en ella. Así llegué a Gustavo.

Debo decir – sin dar nombres – que me fui formando diferentes opiniones de distintos teólogos, que fui leyendo con más pasión a unos que a otros, que me fui identificando más con algunos que con otros. Así lo digo en mi tesis doctoral:

la perspectiva dentro de la que nos ubicamos es, por un lado, la de aquella que intenta leer "desde el reverso de la historia", desde los pobres, y a veces con un acercamiento a aquella que se ha llamado "teología de la cultura" o "teología del pueblo" y que algunos han llamado, creemos que erróneamente, "teología argentina".[1]

Es desde entonces que, particularmente inspirado por Gustavo Gutiérrez, pretendí – y pretendo – pensar y escribir “desde el lugar del pobre”.

Debo señalar que, siendo profesor de Biblia, desde el principio, esta fue un motivo particular de mi acercamiento a su teología. Si hacer teología es “hablar de Dios” no entendía ni entiendo que se pueda pensar teológicamente sin escuchar, sin contemplar al Dios que se revela en la Escritura.  Desde su libro fundacional la Biblia y los buenos estudios nutren cada página de Gustavo. Si la Biblia es (o debiera ser) el alma de la teología, ciertamente, eso recibimos de la Teología de la Liberación. Gustavo sabe tener un oído en la Biblia y otro oído en el pueblo.

Gustavo Gutiérrez era de “escribir poco”, según él mismo lo decía. De hecho, muchos de sus libros fueron originalmente artículos o conferencias, luego ensayos y finalmente una obra acabada (o nunca acabada, como puede verse en el extensísimo prólogo de 36 páginas que hace a la 14ª edición de Teología de la Liberación (1990). Tanto Teología de la Liberación como Hablar de Dios y En busca de los pobres de Jesucristo, fueron originalmente artículos, además de varias obras que no son sino una recopilación de textos. Se puede decir que son pocas las obras que Gustavo pensó y escribió como libro.

Otro elemento que me atrapaba de la teología de Gustavo Gutiérrez fue la centralidad de Dios del que constantemente destaca su gratuidad. Incluso en una carta me decía que “de Teresa de Lisieux recibí la gratuidad” y, más tarde, volviendo sobre el tema me precisó: Teresa me la mostró y de Agustín aprendí a teologizarla. Es cierto que la insistencia en la gratuidad – que se destaca desde Teología de la Liberación y se refuerza más en las siguientes obras – fue mal interpretada en ocasiones, pero eso no quita nada de la importancia de la gratuidad. Cuando Gustavo señala la preferencia de Dios por los pobres lo remarca claramente: no es por mérito alguno, es por gratuidad, porque “así es Dios”; Dios no los prefiere porque sean solidarios o porque sean más religiosos… Si lo son, ¡mejor para ellos!, los ama, “¡porque así es Dios!” Gratuidad y espiritualidad entendidas desde su precisa lectura y sentido bíblico.

Que la teología de la liberación se presente como “acto segundo” refuerza un planteo inicial: la teología de la liberación es “espiritualidad”. Es un caminar según el espíritu; recién después se reflexiona sobre ese camino de la fe vivida.

Pero, hemos de reconocerlo, la teología de la liberación “molestó” (y molesta). No faltan algunos con poco vuelo teológico que parecen más sociólogos que teólogos (nada en contra de la sociología en esta nota, solo señala que la sociología no es teología) y entendieron “el pobre” desde una perspectiva exclusivamente socio-económica, cuando ya desde Teología de la Liberación el planteo fue bíblico. Toda víctima, todo insignificante, desvalorado por la hegemonía o los poderes fácticos, puede verse claramente como “pobre” bíblicamente. Cuando se ponía en paralelo, como planteando otro horizonte, las teologías india, feminista, negra, y, luego desde otras situaciones de marginalidad, no resultaba difícil entender que todas ellas, y otras que pudieran surgir, se leen perfectamente desde la perspectiva bíblica de los pobres. Pero también molestaba (y molesta) a los acomodados, a los que se han desentendido y se desentienden de la vida y muerte de los pobres. Así, fue habitual escuchar y leer que, desde la caída del Muro, la teología de la liberación había muerto (o estaba agonizando), lo que era una manera obvia de decir que era una teología marxista y que, así como murió el comunismo, con él sus “intelectuales orgánicos”. Recuerdo en un encuentro en Brasil en 2001 que Gustavo, con ese fenomenal sentido del humor que lo caracterizaba, dijo que si la teología de liberación había muerto le llamaba la atención que no lo hubieran invitado al velorio.

En otro encuentro más tarde, supimos que Gustavo estaba escribiendo un nuevo libro. Creo recordar que el título que se insinuaba era “cerca de los pobres, cerca de Dios” o algo semejante. Gustavo todavía estaba en Notre Dame donde bautizó a la hija de unos amigos. Dos veces le pregunté, en sendos encuentros, por el libro que imaginaba sustancioso y, por tanto, lo esperaba con ansias. La última vez (2019) dijo que seguía retocando cosas y nuevos aspectos. Yo no sabía que ya había renunciado a seguir escribiendo y había dejado la edición en manos de Leo Guardado (quien, a su vez, en un encuentro, tampoco me dijo nada al respecto, lo cual es obvio). Yo, simplemente, sospechaba que Gustavo pretendía presentarlo como una obra póstuma.

Ahora se ha presentado Vivir y pensar el Dios de los pobres (Lima: CEP, 2025). Y debo decir que creo que “todo Gustavo Gutiérrez” está allí. Desde el título que presenta la teología como un acto segundo, la insistencia, persistencia y resistencia en partir “desde el lugar del pobre” (pocos textos de Gustavo no tienen la palabra “pobre” en su título).

En lo personal creo que ya ha pasado la “primavera bíblica” del inmediato post-concilio, y los estudios bíblicos están ausentes de congresos y de documentos eclesiásticos (vaticanos incluidos); la Biblia se ha constituido una suerte de adorno que embellece lo que ya se ha decidido decir. Partir de la Biblia es algo inexistente. Pero, ver que desde la primera a la última página de “Vivir y pensar…” la Biblia esté presente y sea criterio hermenéutico, no puede menos que alegrarme. Y mi primera alegría (que me hizo exultar intuyendo que mis expectativas con el libro se verían realizadas, es que la primera palabra de Gustavo de todo el libro es “La Escritura…”

La Biblia y los pobres, los pobres y la Biblia están desde la primera a la última página del texto. Los que hemos leído a Gutiérrez podemos ver referencias o reminiscencias a sus obras por doquier, como si de una obra síntesis se tratara. Casi podríamos decir – algo irónicamente – que Vivir y pensar el Dios de los pobres es una suerte de Teología de la liberación 2.0. Y, en lo personal, como cuando logré “entrar” en este hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, porque es un Dios de la Vida, y un Dios del que podemos hablar después de beber de nuestro propio pozo y haber estado en busca de los pobres de Jesucristo, para hablar desde la fuerza histórica de los pobres porque la verdad nos hará libres, como en ese entonces (o “esos entonces”) celebro que Gustavo siga abriendo caminos para que quien quiera oír, que oiga. Así, Gracias a Gustavo, con un oído en el Evangelio y otro pido en el pueblo sabemos que “hay que seguir andando, ¡nomás!” (Enrique Angelelli).



 Eduardo de la Serna

Amerindia

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