MARTÍN VALMASEDA
Parece que es
difícil echar un
burro a volar
pero ahora se
trata echarlo voleo y con la
ayuda del carpintero de Nazaret que lo usaba para llevar las herramientas. Ahora podemos verlo entre las
nubes de la imaginación. Pues empezamos contándoles cuando el dicho carpintero
Nazareno echó de menos al burro para
entrar solemnemente en
Jerusalén y les encargó
a Pedro y Juan
que fueran a alquilarlo por
allí cerca.
En el
camino Pedro comentó
con Juan"¡ qué cosas tiene
este rabí !, si cerca de
la casa de Simeón,
el de los burros
está la cuadra de
Benisolím con unos caballos
árabes preciosos más propios
para un impacto
publicitario ante el
pueblo". Juanito tímidamente contestó: “Pero lo
que dijo el
jefe fué que...- Pedro le cortó
- Tú déjame
a mí que tengo
experiencia de estas cosas;
pronto llegaron a
la cuadra de Benisolím.
Salom hermano tenemos un pequeño negocio ¿cuánto nos costaría llevarle un caballo, por ejemplo este blanco al rabí Jeshua de Nazaret?- Si el alquiler es por un día os le dejo por veinte denarios, ya echaba Pedro las manos a lo bolsa del dinero. Entonces sucedieron dos hechos extraños. Uno que cuando Benisolim agarró de la cuerda que llevaba el animal al cuello, este el airoso caballo árabe clavó las patas en el suelo y por más que el dueño y Pedro jalaban no había modo de mover al corcel que relinchaba como diciendo:
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