No entenderemos la Navidad si no sabemos hacer silencio en nuestro corazón, abrir nuestra alma al misterio de un Dios que se nos acerca, acoger la vida que nos ofrece y saborear la fiesta de la llegada de un Dios Amigo
La Navidad es mucho más
que todo ese ambiente superficial y manipulado que se respira esos días en
nuestras calles. Una fiesta mucho más honda y gozosa que los artilugios de
nuestra sociedad de consumo. Los creyentes tenemos que recuperar de nuevo el
corazón de esta fiesta y descubrir, detrás de tanta superficialidad y
aturdimiento, el misterio que da origen a nuestra alegría.
