MENSAJE DE LEON XIV
En una catequesis que estremeció la Plaza San
Pedro, León XIV habló sin miedo de la muerte y reveló por qué Cristo la
transformó para siempre. Un mensaje inesperado, profundo y provocador que
redefine cómo vivir… y cómo morir.
León XIV indicó que no hay que temer a la muerte,
es el paso a la eternidad. (Fotografía: Vatican Media)
En una catequesis que dejó a miles sin aliento en
la plaza San Pedro, el Papa León XIV habló del tema que casi nadie quiere mirar
de frente: la muerte. Pero no lo hizo con tono oscuro ni fatalista. Lo hizo con
una fuerza espiritual que estremeció, iluminó y abrió heridas profundas: “La
muerte no se opone a la vida… es un paso hacia la eternidad”.
En un mundo que la esconde, que la maquilla y que
la teme, el Papa lanzó una bomba espiritual: la muerte no es el final, sino el
principio más verdadero.
LA MUERTE: EL TABÚ QUE DOMINA AL MUNDO… PERO QUE NO PUEDE CONTRA CRISTO
León XIV comenzó con un diagnóstico brutal de nuestra cultura: la muerte se ha convertido en un tabú moderno, expulsada de las casas, de las conversaciones, de la vida cotidiana. “Hay quien pasa frente a un cementerio y mira para otro lado”, advirtió, “como si la mera vista de una tumba pudiera robarnos nuestra tranquilidad superficial”.
Pero lo más fuerte llegó cuando el Papa reveló el origen profundo de este rechazo:
“La muerte es natural… pero la sentimos antinatural porque fuimos creados para la eternidad.”
Es decir: el hombre muere, sí. Pero su corazón
nunca aceptó la muerte. Y esa contradicción —dijo— es la señal más clara de que
el alma humana fue hecha para algo más grande.
“¿QUÉ ES REALMENTE LA MUERTE?” – EL PAPA ENCARÓ LA PREGUNTA QUE TODOS EVITAN
Con una sinceridad
desarmante, lanzó la pregunta que nadie quiere hacerse:
“¿Qué es la muerte? ¿Es
realmente la última palabra sobre nuestra vida?”
Y explicó que el ser
humano, aun sabiendo que va a morir, no sabe qué hacer con este conocimiento, y
en lugar de prepararse, se distrae, acumula, corre… hasta que el final lo
sorprende.
En ese momento citó a san Alfonso María de Ligorio, llamando a la muerte “la gran maestra de la vida”: un espejo que revela lo esencial y deja caer todo lo superfluo.
Su llamado fue directo,
casi urgente: “Meditar sobre la muerte NO es morboso… es sabio”.
EL GOLPE A LA CULTURA
DEL TRANSHUMANISMO
En uno de los pasajes
más comentados, apuntó contra la idea moderna de la inmortalidad tecnológica,
tan de moda en Silicon Valley:
“¿Puede la ciencia
vencer la muerte? Y si pudiera… ¿garantizaría la felicidad?”
La respuesta cayó como
un martillo espiritual:
“Solo Cristo transforma la muerte. Solo Él la cruza y vuelve vivo.”
Porque —recordó—
ninguna máquina y ningún algoritmo pueden abrir las puertas de la eternidad.
Solo la Resurrección.
En una catequesis dura, el Papa indicó que el miedo a morir, en realidad nace del miedo a vivir sin sentido.
LA RESPUESTA QUE CAMBIA
TODO: CRISTO RESUCITÓ… Y LA MUERTE CAMBIÓ PARA SIEMPRE
Aquí el tono de la catequesis se volvió luminoso.
Con voz firme, el Papa declaró:
“Cristo nos ha
precedido en la gran prueba de la muerte… y la ha
La muerte —explicó— ya
no es un muro, sino “una puerta”.
Ya no es enemiga
absoluta, sino una hermana, como la llamó San Francisco. Una hermana dura, sí,
inevitable, sí…pero derrotada por el poder del amor divino.
La frase más comentada
del día fue esta:
“La muerte no se opone
a la vida… es su etapa definitiva hacia la luz eterna.”
“La Resurrección
ilumina lo que antes era oscuridad. L
Colaboración de Juan García de Paredes.


