Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

27 de noviembre de 2020

El Evangelio y Reflexión

DESPERTAD


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormido. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡ velad ¡ (Marcos 13, 33- 37 ) 

¿NO SENTIMOS LA NECESIDAD DE DESPERTAR?

Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida de Jesús. El Resucitado no podía tardar. Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor. Según Marcos, la orden de Jesús no es solo para los discípulos que le están escuchando. <<Lo que os digo a vosotros lo digo a todos:!velad! >>. La orden es para sus seguidores de todos los tiempos.

Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos?

¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de tantos creyentes sencillos?.¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama, interpela y despierta?

¿No nos damos cuenta de que una Iglesia <<dormida>> es una Iglesia sin futuro que se irá apagando por falta de vida?. ¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación con él? ¿Quién podrá contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?

CUANDO EL HORIZONTE SE VUELVE SOMBRÍO

Casi sin darnos cuenta van desapareciendo del horizonte políticas orientadas hacia una vida más humana. Cada vez se habla menos de programas de liberación o de proyectos que busquen mayor justicia y solidaridad entre los pueblos. Cuando el futuro se vuelve sombrío, todos buscamos seguridad. Que nada cambie. No es el momento de pensar en grandes ideales de justicia para todos, sino de defender el orden y la tranquilidad.

Cada uno trata de disfrutar al máximo de su pequeño bienestar. Sin duda, muchos sentimos una extraña sensación de culpa, vergüenza y tristeza. En el fondo no queremos saber nada de un mundo nuevo, solo pensamos en nuestra seguridad.

<<Despertad, vivid vigilantes >>. ¿Qué significa hoy estas palabras?. ¿ No deberían ser las comunidades cristianas un lugar privilegiado para aprender a vivir despiertos, sin cerrar los ojos, sin escapar del mundo, sin pretender amar a Dios de espaldas a los que sufren?

VIVIR CON LUCIDEZ

Hay un grito que se repite en el mensaje evangélico y se condensa en una sola palabra: << ¡ Vigilad ! >>.

Es importante además no dejar que se apague en nosotros el gusto por la vida y el deseo de lo bueno. Aprender a vivir con corazón y querer a las personas buscando su bien. No ceder a la indiferencia. Vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. No desentendernos de los problemas de las gentes: sufrir con los que sufren y gozar con los que gozan. Yo no puedo cambiar el mundo, pero puedo hacer que junto a mí la vida sea más amable y llevadera.

¿ Es tan difícil, entonces, abrirse al misterio último de la vida, que los creyentes llamamos << Dios >> ?. No estoy pensando en una adhesión de carácter doctrinal a un conjunto de verdades religiosas, sino en esa búsqueda serena de verdad última y en ese deseo confiado de amor pleno que, de alguna manera, apunta hacia Dios.

DESPERTAR LA ESPERANZA


El mundo moderno sigue plagado de crueldades, injusticias e inseguridad. El abandono de Dios parece ir dejando al hombre contemporáneo sin horizonte último, sin meta y sin punto de referencia. Los filósofos posmodernos nos advierten de que hemos de aprender a << vivir en la condición de quien no se dirige a ninguna parte >> (Giacomo Vattimo ).

Cuando apenas se espera nada del futuro, lo mejor es vivir al día y disfrutar al máximo del momento presente. Lo inteligente es retirarse al << santuario de la vida privada >> y disfrutar de todo placer <<ahora mismo>> (just now). Por eso son pocos los que se comprometen a fondo para que las cosas sean diferentes. Crece la indiferencia hacia las cuestiones colectivas y el bien común. La democracia no genera ya ilusión ni concita los esfuerzos de las gentes para crear un futuro mejor. Cada uno se preocupa de sí mismo. Es la consigna: <<Sálvese quien pueda>>.

¿No estará el hombre de hoy necesitando más que nunca al <<Dios de la esperanza>> (Romanos15,13)?. Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado, pero también el Dios por el que tantos siguen preguntando. Un Dios que puede devolvernos la confianza radical en la vida. Antes que <<lugar de culto>> o <<instancia moral >>, la Iglesia ha de entenderse a sí misma y vivir como <<comunidad de la esperanza>>.

Una esperanza que se funda en Cristo resucitado. En él descubrimos los creyentes el futuro último que le espera a la humanidad. El grito de Jesús llamándonos a vigilar es hoy una llamada a despertar la esperanza.

SIEMPRE ES POSIBLE REACCIONAR

Tal vez sin darnos cuenta, nuestra vida va perdiendo color e intensidad. Poco a poco parece que todo empieza a ser pesado y aburrido. Ya no somos capaces de saborear lo bueno, lo bello y grande que hay en la existencia.

Poco a poco todo se nos ha ido complicando. Quizá ya no esperamos gran cosa de la vida ni de nadie. Ya no creemos ni siquiera en nosotros mismos. Todo nos parece inútil y sin apenas sentido. La amargura y el mal humor se apoderan de nosotros cada vez con más facilidad. Quizá comprobamos con tristeza que nuestro corazón se ha ido endureciendo y hoy apenas queremos de verdad a nadie. Solo sabemos quejarnos, condenar y descalificar. Preocupados por muchas cosas, la vida se nos ha ido escapando. Hemos envejecido interiormente y algo está a punto de morir dentro de nosotros. ¿ Que podemos hacer ?.

Lo primero es despertar y abrir los ojos. Nada está perdido. No podemos de pronto sentirnos bien con nosotros mismos, pero podemos reaccionar. Hemos de preguntarnos que es lo que tenemos que cambiar, a qué tenemos que dedicar más atención y más tiempo. Las palabras de Jesús están dirigidas a todos: << Vigilad >>. Tal vez, hoy mismo hemos de tomar alguna decisión.


José Antonio Pagola