Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

18 de abril de 2021

El capítulo 23 del cuento de Willy

 El cuento de WILLY 

Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera

Martín Valmaseda

Dibujos: Karla y Andrea Aguilar

CAPÍTULO 23

MIRA AL FUTURO



Mientras  subían a la aldea de más arriba,  siempre más arriba,  Willy  se puso a  caminar  junto al  P. Eulogio;  los  demás  acompañantes iban  más  rápido.  El  muchacho  siguió  dando  vueltas  al  tema  que le traía  inquieto.

-         “Padre Eulogio,  es  que  estoy  preocupado  con esas cosas  de la  religión. Mis  papás  no  van  mucho  a misas  y  ceremonias  de iglesia,  pero  yo  veo  que  ayudan  a  la gente  más  que  otros    muy  metidos  en  el  templo

-         “No me  extraña – respondió  el  sacerdote -  estamos  en  momentos  de crisis,  en  que  ni  son todos los  que están  ni  están  todos  los  que  son.”

-         “No entiendo  lo que me quiere decir”

-         - “que  muchas veces hay  religión  de ceremonias pero  no  hay  espíritu.  Se  hacen  las cosas  por  cumplir y  ya sabes:  cumplimiento…   cumplo y miento”

-         - “Y  ¿ustedes también los  padres?…”

-         “Nosotros  queremos  formar  comunidades... poner  las  cosas en     común,” preocuparnos de la  gente  que lo pasa peor”

-         “Pues  a mí  me  gustaría  estar  en  una comunidad  como  esas, pero  ¿sabe?  Es  que  también  me    gusta  esa   Telmita,  la  compañera  queq´chi`  que  nos  ha traído  aquí.  Y ustedes solo tienen  comunidades  de  hombres solteros.

-         Ah, pero también hay  comunidades  de  laicos,    de matrimonios  que  se comprometen siguiendo   a  Jesús pero con familia, con hijos…con distintas profesiones… Lo importante como  te  dije ,  es seguir  la vida de Jesús  que  es quien  a  nosotros  nos  inspira.”

-         “Le  prometo  que voy a leer entero ese   libro  que  me  ha  prestado.”

-         “Si lo vas a leer  de  verdad  te lo regalo”

Siguieron subiendo y platicando  hasta la  siguiente   aldea… Allí  se fue  haciendo  de noche    cuando   tuvieron las  siguientes  celebraciones… Pero Willy  estaba tan  interesado  por la  conversación  que se quedó   fuera  del pequeño templo  de madera,    bajo  un árbol , leyendo el librito  de los evangelios  regalo del P. Eulogio. 

Cuando,  después  de  cenar la última pata de pollo  del  día,  se fueron a dormir  sobre cobijas  en el suelo, todavía  Willy  siguió leyendo cosas  de  ese tal Jesús  que le empezaba a convencer y entusiasmar.

A la mañana, antes de salir el  sol,   la pequeña  expedición  empezó a descender después de  desayunar: después de desayunar… Pues no   señores, no  fue  la patita  de pollo   sino  un  pescado  de la laguna  cercana…

Bajaron  recogiendo  en el pueblo de abajo,  a  los  estudiantes,  antes  de llegar   a la  llamada “carretera”  de terracería  y  baches  y  esperar hora y media a que  pasase  una camioneta bien cargada de  cardamomo.  Se sentaron  sobre los sacos, apoyados  en las barandas de  madera. 

Esta  vez  Willy  se  quedó  en una esquina, platicando  con Telma  una  conversación, por  lo  que  se veía  animada. Al bajar en  Cobán, para  ir al  bus  de la  “Monja  Blanca” a la  capital,  si  ustedes  hubieran  estado  atentos  habrían escuchado a Willy  decir con  voz  resignada: “bueno,  pues amigos  fuertes”

Qué  querrá eso decir?  Tendremos que  esperar   a otro  capítulo,  la cosa  se está  poniendo compleja.  

 

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