Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

10 de septiembre de 2021

El Evangelio y la reflexión de J.A. Pagola

 ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?

 


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

¿Quién dice la gente que soy yo?

Ellos le contestaron:

Unos, Juan Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.

Él les preguntó:

Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Pedro le contestó:

Tú eres el Mesías.

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos:

El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió, y de cara a los discípulos, increpó a Pedro:

¡Quítate de mi vista, Satanás! Tú piensas como los hombres, no como Dios.

Después llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo:

El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por el evangelio, la salvará (Marcos 8, 27-35)

 CUESTIÓN VITAL

 

Los discípulos llevan ya un tiempo conviviendo con Jesús. ¿A quién están siguiendo? ¿Qué es lo que descubren en Jesús? ¿Que captan en su vida, su mensaje y su proyecto . Lo que más les sorprende es la autoridad con que habla.

Pero a Jesús le interesa la posición de sus discípulos: <<Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Es necesario que los que se han comprometido con su causa reconozcan el misterio que se encierra en él.

La cuestión es vital para sus discípulos. Pedro, recogiendo las experiencias que han vivido junto a él hasta ese momento, le responde en nombre de todos: <<Tú eres el Mesías>>.

La confesión de Pedro es todavía limitada. Los discípulos no conocen aún la crucifixión de Jesús a manos de sus adversarios. No pueden ni sospechar que será resucitado por el Padre como Hijo amado.

Para los cristianos es vital reconocer y confesar cada vez con más hondura el misterio de Jesús, el Cristo. Si ignora a Cristo, la Iglesia vive ignorándose a sí misma.

Pero, para conocer y confesar a Jesucristo, no basta llenar nuestra boca con títulos cristológicos admirables. Es necesario seguirlo de cerca y colaborar con él día a día. Esta es la principal tarea que hemos de promover en los grupos y comunidades cristianas.

 

¿QUIÉN ES JESÚS PARA NOSOTROS?

 

Después de veinte siglos, nos sigue interpelando a todos los que nos decimos cristianos: <<Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?>>.

En realidad, ¿quién es Jesús para nosotros?. Para responder a la pregunta podemos acudir a lo que han dicho los Concilios, escuchar al Magisterio de la Iglesia, leer las elaboraciones de los teólogos, pero, ¿no se nos está pidiendo una respuesta más personal y comprometida?

Afirmamos rápidamente que <<Jesús es Dios>>, pero luego no sabemos qué hacer con su <<divinidad>>. ¿Amamos a Jesús sobre todas las cosas o está nuestro corazón ocupado por otros dioses en los que buscamos seguridad, bienestar o prestigio?.

También decimos que <<Jesús es el Señor>>, pero, ¿es él quién dirige nuestra vida?. Confesamos que <<Jesús es el Cristo>>, pero, ¿qué hacemos para construir un mundo más humano siguiendo sus pasos?. Nos llamamos <<cristianos>>, pero, ¿qué hacemos para sembrar libertad, dignidad y esperanza para los últimos de la Tierra?.

 

¿QUÉ NOS PUEDE APORTAR JESÚS?

 

Jesús nos puede ayudar, antes que nada, a conocernos mejor. Su manera de sentir y de vivir la existencia, su modo de reaccionar ante el sufrimiento humano, su confianza indestructible en un Dios amigo de la vida es lo mejor que ha dado la historia humana.

Jesús nos puede liberar también de formas poco sanas de vivir la religión: fanatismos ciegos, desviaciones legalistas, miedos egoístas. Puede, sobre todo, introducir en nuestras vidas algo tan importante como la alegría de vivir, la mirada compasiva hacia las personas.

Eso sí. Para encontrarnos con Jesús, hemos de atrevernos a salir de la inercia y del inmovilismo, recuperar la libertad interior y estar dispuestos a <<nacer de nuevo>>, dejando atrás la observancia rutinaria y aburrida de una religión convencional.

 

LO QUE SE HA DICHO DE JESÚS

 

Mahatma Gandhi vivió impactado por las bienaventuranzas: <<El mensaje de Jesús, tal como yo lo entiendo, está contenido en el sermón de la montaña. Este sermón es el origen de mi afecto por Jesús>>.

El científico Albert Einstein dice <<Si se separan del judaísmo los profetas, y del cristianismo, tal como lo enseñó Jesucristo, todas las adiciones posteriores, en especial las del clero, nos quedaríamos con una doctrina capaz de curar a la humanidad de todos sus males>>.

André Gide, escritor, dice: <<Yo vuelvo a ti, Señor Jesús, como al Dios del cual tú eres forma viva. Estoy cansado de mentir a mi corazón. Por todas partes te encuentro, cuando creía huir de ti…Sé que no existe nadie más que tú, capaz de apagar mi corazón exigente>>.

Jorge Luis Borges, lo buscan con pasión: <<No lo veo y seguiré buscándolo hasta el último de mis pasos por la tierra>>.

El filósofo Soren Kierkegaard <<Señor Jesús, tú no viniste para ser servido, admirado, o simplemente, adorado. Tú has deseado, solamente, imitadores. Por eso, despiértanos si estamos adormecidos en este engaño de querer admirarte o adorarte, en vez de imitarte y parecernos a ti>>.

 

LO QUE ALGUNOS DICEN HOY

 

También en el nuevo milenio sigue resonando la pregunta de Jesús: <<Y vosotros ¿quién decís que soy yo?>>.

Es una pregunta que nos sitúa a cada uno a un nivel más profundo: ¿quién es hoy Cristo para mí? ¿Qué sentido tiene realmente en mi vida?

<<No me interesa. Así de sencillo. No me dice nada; no cuento con él; yo me intereso por cosas más prácticas e inmediatas>>.

<<No tengo tiempo para eso. Bastante hago con enfrentarme a los problemas de cada día: vivo ocupado>>. En estas personas no hay un hueco para Cristo. No llegan a sospechar el estímulo y la fuerza que podría él aportar a sus vidas.

Estas personas desconocen a Cristo; no saben que podría introducir una libertad nueva en su existencia. Estas personas necesitan encontrar un camino que las lleve a una adhesión más viva con Cristo.

Jesús sigue siendo un desconocido. Muchos no pueden ya intuir lo que es entender y vivir la vida desde él.

Mientras tanto, ¿qué estamos haciendo sus seguidores?, ¿hablamos a alguien de Jesús ?, ¿lo hacemos creíble con nuestra vida?,¿hemos dejado de ser sus seguidores?

 

 

José Antonio Pagola