Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

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20 de noviembre de 2025

JESÚS NUNCA PRETENDIÓ SER REY DE NADIE Fray Marcos

DOMINGO 34 CRISTO REY (C)

Lc 23,35-43

Permitidme que empiece hoy este comentario con un desahogo personal. Al celebrar esta fiesta me siento deprimido, decepcionado, hundido en la más absoluta miseria. Tengo la sensación de estar traicionando a Jesús en lo más serio y profundo de su mensaje. Ya no es Jesús quién nos dice cómo es Dios, es la religión quien nos dice cómo es Jesús.

Un Jesús que dijo: Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de Dios. Un Jesús que dijo que no venía a ser servido, sino a servir. Un Jesús que dijo: El que quiera ser grande que sea el servidor, y el que quiera ser primero que sea el último. Un Jesús que dijo: mi reino no es de este mundo y cuando querían hacerlo rey, huyó a la montaña.

La cristología de los concilios del s. IV y V se hizo desde conceptos metafísicos de una filosofía concreta la griega. No se tuvieron en cuenta las enseñanzas ni la vida de Jesús. Partieron del supuesto conocimiento de Dios para explicar lo que era Jesús. El camino debe ser exactamente el inverso. Solo conocemos a Jesús y él nos dice quién es Dios.

El credo que rezamos en la eucaristía, el nacido de los concilios de Nicea y Constantinopla dice: “…por obra del Espíritu Santo se encarnó y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado…” ni una sola palabra de la vida y del mensaje de Jesús. ¿Puede ser ese un ‘símbolo’ de la fe en Jesús?

Pero ‘el credo de los apóstoles’ hace exactamente lo mismo, pasa del nacimiento a la muerte. En ambos no se tiene para nada en cuenta la vida y el mensaje de Jesús que fueron lo más contrario a la idea de poder, a la que nosotros estamos tan apegados.

Con el evangelio en la mano, ¿podemos seguir hablando de “Jesús rey del universo”? Un Jesús que luchó contra toda clase de poder; que rechazó como tentación la oferta de poseer todos los reinos del mundo; que criticó duramente los discípulos por pretender ser el más importante. ¿Podemos admitir que todo lo que hizo fue para alcanzar más gloria?

Es cierto que el centro de la predicación de Jesús fue “el Reino de Dios”. Nunca se predicó a sí mismo ni reivindicó nada para él. ‘El Reino de Dios’ no hace referencia a un rey. Ese “de” no es posesivo sino epexegético. No es que Dios posea un reino. Dios es el Reino.

El letrero que Pilato puso sobre la cruz, era una manera de mofarse de Jesús y de las autoridades. ¿Para escarnio de quién? Los soldados también le colocaron una corona y un cetro para reírse de él. ¿Creéis que Jesús se hubiera encontrado más cómodo con una corona de oro y brillantes y con un cetro cuajado de piedras preciosas?

Jesús se identificó de tal manera con ese Reino. De Jesús terreno carecería de sentido hablar de su reino. Podemos hablar del Reino de Cristo como una gran metáfora, como el ámbito en el que se hace presente lo crístico, es decir, un ambiente donde reina el amor. Entendido de ese modo y no literalmente, puede tener pleno sentido hablar del Cristo Rey.

Tratad de imaginaros un Jesús rey. Es casi imposible y él mismo se negó a aceptarlo. Pues ese reino sin rey, es el que queremos evocar con esta fiesta. Un reino donde nadie sea súbdito, sino que todos sean reyes. Ahí está la esencia de esta fiesta. Nadie es súbdito de nadie, pero todos deben estar dispuestos a servir a los demás.

Jesús quiere que todos seamos reyes, es decir, libres. Tanto el que esclaviza como el que se deja esclavizar, deja de ser humano y se aleja de lo divino. El que se deja esclavizar es siempre opresor en potencia, no se sometería si no estuviera dispuesto a someter. La opresión religiosa es la más inhuma porque es capaz de llegar a lo más profundo del ser.

La religión ha sido capaz de hacer de Jesús un Cristo incomprensible. La idea de un Jesucristo es genial, pero con tal de que no nos olvidemos que la base es Jesús. 

Fray Marcos 

Fe Adulta